miércoles, 15 mayo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Arrepentimiento

El dislate de esta vez da vergüenza, porque la sentencia es digna de párvulos medio dormidos; eso de anular hechos consumados o suspender sus efectos, es verdaderamente inejecutable, inviable: es una aporía.

Veinticinco años trajinando al pueblo y al fin se les enredó el papagayo. Se les subió la gata a la batea. Ni el Chapulín o Mandrake podrán ayudarlos a lavarse el rostro dictatorial.

Permitir las primarias de la sociedad civil, de los ciudadanos, de la nación, del pueblo todo, para escoger su candidato presidencial como acto correcto en cualquier gobierno decente les salió muy diferente a lo calculado. Pensaron que el asuntico no tenía mucha relevancia ni oportunidad de supervivencia. Pero la criada les resultó respondona y alzada. Acostumbrados al arbitrio indiscriminado, y a la pasividad de la gente, creyeron en la imposibilidad de un suceso que los sacudiera hasta lo más profundo de sus cimientes corrompidas. Asombrados y estupefactos lo único que pudieron pergeñar fue una rabieta histérica desbocada y desafortunada.

Plagada de embustes, sandeces y desatinos conductores a más precipicios de los que ya los circundan.

Se equivocaron, tanto los oficialistas como sus asesores cubanos, que de tanta experiencia en marramuncias durante sesenta años, no supieron cuál de ellas aplicar para neutralizar a un pueblo que no está dispuesto a aguantar la misma porquería esparcida en su isla.

Completamente desconcertados echaron mano al tarantín jurídico que tienen dispuesto para dar legitimidad o lo contrario, a los distintos disparates. El dislate de esta vez da vergüenza, porque la sentencia es digna de párvulos medio dormidos; eso de anular hechos consumados o suspender sus efectos, es verdaderamente inejecutable, inviable: es una aporía. Sencillamente pretenden con un papel borrar la voluntad de miles de venezolanos que salieron a la calle, contra viento y marea, literal, a tener un candidato propio para las próximas elecciones presidenciales. ¿Cómo suspenden lo expresado voz en cuello, representado en votos que alcanzan noventa y tres por ciento de los participantes? ¿Cómo desconocen lo bailado y suspenden el cansancio? Ah, aprovecharon para confirmar inhabilitaciones; muy astutos.

Aparte de lo anterior, se pusieron vocingleros y descontrolados con argumentos totalmente típicos del que ya perdió y no se conforma. Acusan a los no afectos de incumplir los acuerdos de hace una semana. Al contrario, los compromisos asumidos por el régimen son burlados o cumplidos en apariencia, porque soltar cuatro o cinco presos políticos no significa sino un acto teatral poco serio. El resto de los presos, siguen presos, ya que largas es fácil y conveniente, cuando no hay ningún apuro después de ciertos logros inmediatos derivados de las conversaciones.

Aunado a las triquiñuelas mencionadas, lanzaron la idea del referéndum patriótico para distraer la atención pública hacia la vena nacionalista, proponiendo recobrar el Esequibo, ya regalado por el expropiador hace tiempo, mediante otro papel inservible. El tiempo transcurrido obra en contra de la pretensión, inclusive si la intención tuviera fondo real. Pura pantalla.

Ya el territorio en disputa sacó las uñas y corrió a buscar apoyo en cualquier lado; además frontalmente se le plantó a su vecino. De manera que lo único que les queda de inmediato es la invasión o declaración de guerra, cosa que no es muy pensable y poco factible.

Ambos lados tendrán que afilar las estrategias y tácticas durante los doce meses siguientes. Las del lado maloso serán maquinaciones turbias y acordes al comportamiento sinuoso que siempre deparan para los desenchufados; y, los de la acera contraria, bastante claros en sus postulados, deberán ampliarse y tener conversaciones con aquellos que aspiren a colaborar sincera y honestamente para lograr un cambio de rumbo favorable a todos los sectores de un Estado republicano, de derecho, sin profusión de normas engorrosas y leyes inútiles. La consigna es convencer y vencer, sin confiarse de los untuosos oportunistas habituales en estas lides.

¡Más noticias!