El indígena había sido hospitalizado el 23 de febrero por la lesión en la médula espinal que lo sumió desde hace un año en la paraplejia luego de recibir un balazo en el ataque militar contra la comunidad de Gran Sabana.
La periodista Minerva Vitti comparte el relato de una habitante de una comunidad indígena que vivió el miedo y la zozobra de aquellos días, cuando existía la amenaza perenne de que los militares entrarían a todas las comunidades indígenas a militarizar. Cientos fueron desplazados forzosamente. El miedo aún vive en Gran Sabana.
A un año del asalto al municipio Gran Sabana, el diputado Américo De Grazia y el exalcalde y dirigente indígena, Ricardo Delgado, analizan la estrategia y la urgencia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por controlar política y económicamente este extremo sur de la frontera.
El Ministerio Público ha guardado silencio luego del ataque militar, en febrero de 2019, a la comunidad San Francisco de Yuruari en Santa Elena de Uairén, en donde perdieron la vida tres indígenas en un desborde de la violencia estatal contra los pueblos aborígenes al sur del estado Bolívar.
Zoraida Rodríguez fue la primera víctima del ataque del Ejército a la comunidad indígena pemón en la madrugada del 22 de febrero de 2019. Su esposo, Rolando García, también fue herido y murió 10 días después. Su hija Zorailys, de 19 años de edad, revive esos días de dolor y el desplazamiento forzado a suelo brasileño.
Morelia Morillo tiene casi 20 años viviendo en el municipio Gran Sabana, fronterizo con Brasil. El 22 de febrero de 2019 su vida, y la de su comunidad, cambió: la masacre de Kumarakapay fue la puerta de entrada para la militarización y la intimidación de esta tierra paradisíaca.
El indígena pemón de 49 años tiene meses postrado en una cama, tras una lesión en la médula espinal y fractura de vértebras. Militares le dispararon en el abdomen la madrugada del 22 de febrero de 2019 cuando se acercó a Zoraida Rodríguez, minutos después de ser herida frente a su casa en Kumarakapay..