martes, 14 mayo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Maritza Moreno: “Mientras estemos vivos debemos seguir sirviendo a quienes necesitan de nosotros”

Mujer, servidora, enfermera y sobreviviente de cáncer: el paso de Moreno por la jefatura del Colegio de Enfermeras la ha hecho impulsora del aforismo de Teresa de Calcuta: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

Para conmemorar el Día de la Mujer, Correo del Caroní se ha planteado ofrecer una serie de entrevistas para presentar la labor diaria de mujeres que hacen ciudad y trabajan incansablemente para servir a la comunidad. Entre ellas Maritza Moreno quien es la jefa del Colegio de Enfermeras del municipio Caroní. Bajo la apología del servicio y la vocación, su voz impulsa a uno de los gremios más golpeados por la precarización salarial y, cómo no, por la pandemia. 

“Muchos, por las medidas que fueron dictadas, tuvieron que quedarse en casa, pero las enfermeras salieron a la calle con un salario que muchas veces no les permitía ni tener el desayuno en el estómago”, manifestó.

Desde su posición de liderazgo asevera que no es sencillo mantener la motivación, pero que día a día su equipo busca seguir aliviando la carga de sus pacientes, en sus palabras, muchos de los actos que están obligadas a realizar en las guardias por la falta de insumos son heroicos: reflejo de lo que es la verdadera esencia de servir para salvar vidas.

 

Ella salió corriendo y le pidió al señor que le fiara una solución 09 y un yelco para atender a esa paciente. Todo esto para que esa muchacha no falleciera por la falta de insumos. Esas son acciones heroicas”

 

 

– ¿Cuál considera es valor agregado que una mujer le da a la faena cotidiana de la enfermería? 

Además de cuidar y ayudar a los ciudadanos a mantener la vida, también tenemos la oportunidad de hacer una labor social que es preocuparnos por todos aquellos que tengan una situación médica. También apoyamos a mujeres que están en espacios violentos. Cuando estas mujeres acuden a nuestro centro nosotros también aprovechamos para dar información y redirigir a personas que puedan brindarles apoyo para salir del círculo de la violencia. Los pacientes se sienten más seguros con las mujeres y se abren mucho más con las enfermeras.

El sector salud es uno de los más golpeados por la crisis económica. Los altos índices de deserción por parte de las enfermeras hablan de un rechazo a las condiciones laborales, ¿qué puede decirnos sobre esta situación y cómo la sobrellevan en los hospitales? 

Las condiciones de trabajo de los centros de salud han obligado al personal de enfermería a dejar de asistir. Muchas enfermeras decidieron no seguir asistiendo porque las condiciones no les brindaban la seguridad necesaria. El poco personal que queda tiene que asumir la responsabilidad de dos o tres enfermeras. En espacios donde trabajaban cinco personas, actualmente solo trabajan dos. Esto ha traído como consecuencia sobrecarga de trabajo y agotamiento. Muchas veces esa sobrecarga de trabajo y la falta de incentivo genera mucha desmotivación. ¿Por qué siguen asistiendo a los centros? Porque tienen vocación. Ese sentido de servicio de preguntarse “si yo no voy, ¿quién va a atender al que está ahí?”.

¿Cuál cree que son los retos que se vuelven más cuesta arriba por cuestiones de género, seguridad, horarios, entre otros? 

Uno de los retos que tenemos en esta profesión es la seguridad. En las guardias nocturnas se hace muy difícil. Además muchas enfermeras han sido agredidas y violentadas por ejercer su trabajo. Esto ha pasado en casos en los que alguien llega y no hay los insumos necesarios para atenderlo y cree que es culpa o responsabilidad del personal que está de guardia. Ese personal que muchas veces ni siquiera ha comido en todo el día. Las condiciones salariales de este país son precarias. Otro reto es enfrentarse con los responsables de mantener las instituciones, estas personas quieren obligarlas a cumplir con procedimientos que no están dentro de nuestra formación o principios académicos. Un ejemplo es cuando llega un paciente con herida por arma de fuego y nosotras ni siquiera contamos con guantes o un yelco para cateterizar una vía. El familiar llega desesperado y nosotras no tenemos cómo atenderlo. Entonces, los familiares reaccionan de forma agresiva y violenta contra la enfermera que es quien da la cara. La primera cara que el paciente ve cuando llega al hospital es la de la enfermera no la del médico. Sienten que uno no los quiere atender y enfocan su rabia hacia la enfermera. 

Arriesgar la vida para salvar vidas

En las palabras de su jefa, las enfermeras que siguen asistiendo lo hacen porque saben que los ciudadanos las necesitan. En palabras de Javier Darío Restrepo: “La ética es la base de tu grandeza”. La reflexión del personal médico al no tener respuesta de qué pasará con los pacientes si el día de mañana la única enfermera que estaba para asistirlos no está.

“Cuando entro a las unidades de oncología revivo mi situación. Me siento como uno de esos pacientes que está esperando”

No obstante, miles de obstáculos imperan en la vida de estas mujeres: falta de efectivo para movilizarse, transporte público colapsado, falta de insumos y un salario mínimo que no está ni cerca de cubrir las necesidades básicas que apremian en sus hogares.

La vida de Moreno se vio comprometida cuando en 2017 fue diagnosticada con cáncer. Luego de vivir esa experiencia asegura que es capaz de sensibilizar y comprender mejor la angustia de los pacientes. Debido a ello, siempre intenta brindar el mejor servicio y la mejor actitud, ya que asegura que no es fácil encontrarse de cara con la muerte.

“Cuando entro a las unidades de oncología revivo mi situación. Me siento como uno de esos pacientes que está esperando y siempre tengo una palabra de aliento para ellos”, expresó. 

– Con un salario por debajo de los 4$ una enfermera no tiene las posibilidades para costear el tratamiento de COVID-19. Sin embargo, muchas se arriesgan para seguir sosteniendo el sistema de salud. ¿Qué le diría al Estado venezolano sobre esta situación? 

El Estado, según el artículo 91 de nuestra Constitución, es el garante de otorgar a los trabajadores un salario que les permita cubrir sus necesidades básicas. Las enfermeras necesitan que se les garanticen sus necesidades básicas, la atención… Que cuando ellas se enfermen puedan costear los medicamentos. Muchas enfermeras que están fuera del país han venido ayudando a sus colegas, eso ha sido uno de los grandes soportes que hemos tenido. Enfermeras que emigraron, pero que se fueron con el corazón en Venezuela y que siguen apoyando a su gremio desde afuera. Ellas han apoyado en estos dos años. 

 

Además de cuidar y ayudar a los ciudadanos a mantener la vida, también tenemos la oportunidad de hacer una labor social que es preocuparnos por todos aquellos que tengan una situación médica. También apoyamos a mujeres que están en espacios violentos”

 

– ¿Cómo enfrentan las condiciones de los centros de salud pública y la falta de medicamentos a la hora de atender a los pacientes? ¿Qué opciones o alternativas ofrecen? 

Te voy a poner un ejemplo sencillo. A veces un paciente llega al área de Emergencias y va con una lesión o herida: esto requiere que nos pongamos guantes, recurso que no tenemos. Buscamos una bolsa de las que tienen los familiares de los pacientes recluidos, bolsas donde han llevado comida o cualquier cosa, y esa bolsa nos las ponemos en las manos para manipular la herida. También usamos bolsas para limpiar a pacientes que se han evacuado en ese momento por su condición de salud o el dolor que tienen. Nos ponemos bolsas en las manos para atenderlos. Hace unos meses llegó una joven al área de Emergencias a las 11:00 pm. No había yelco, guantes ni solución. La enfermera de guardia vio a la joven en un estado de deshidratación que podía hacerla caer en un shock; ella corrió desesperada por los pisos y no conseguía la hidratación. Afuera siempre hay unos señores que venden estos artículos. Ella salió corriendo y le pidió al señor que le fiara una solución 09 y un yelco para atender a esa paciente. Todo esto para que esa muchacha no falleciera por la falta de insumos. Esas son acciones heroicas.

– Desde su posición como autoridad de otras mujeres que ejercen la enfermería. ¿Qué palabras usa para motivar a sus subordinadas ante un Estado que no les paga suficiente para cubrir sus necesidades básicas? ¿Qué las hace persistir en medio de la crisis humanitaria? 

Claro que están descontentas y tienen miedo a enfermarse. Lo que usamos como forma de motivación es hacerles ver que para eso nos formamos: los ciudadanos necesitan de nosotras. Si no les damos nuestra ayuda, qué va a ser de ellos. Hoy les toca a ellos, pero mañana puede ser un familiar de nosotras. Hay que seguir luchando. Tener fe de que esto va a cambiar y que tendremos centros con los insumos necesarios para atender a los pacientes. Tendremos la oportunidad de decirle a nuestros hijos y nietos que fuimos partícipes de esta época de pandemia y contribuimos a salvar vidas. 

– ¿Cuál es su aliciente para seguir trabajando y liderando a un grupo de mujeres que, posiblemente, se sienten desdeñadas y tienen sus propios problemas en casa? 

Mientras estemos vivos debemos seguir sirviendo a quienes necesitan de nosotros. Nosotros nos preparamos en la universidad para ofrecer nuestros conocimientos a aquellos ciudadanos que nos necesitan. Si esa es nuestra vocación hay que hacerlo de la mejor manera posible. A veces no tenemos los insumos y materiales necesarios para cuidar a los pacientes, pero sí tenemos nuestra voz y manos para hablarles y proporcionarles tranquilidad. Eso les digo a mis enfermeras. Vamos a ver el cambio y ser partícipes de la transformación de nuestras instituciones. Podremos decir que estuvimos en una época oscura de Venezuela, en la cual no había nada en los centros de salud, pero nosotras estuvimos allí y pusimos nuestro conocimiento al servicio de cada paciente al que atendimos.