El Acta de Independencia -la primera de Hispanoamérica- fue redactada por el polémico diputado Juan Germán Roscio con el apoyo de Francisco Isnardi, secretario del Congreso. Es este el documento fundamental de nuestra nacionalidad, y es a la vez un manifiesto público y un acta. Nace la República como una confederación de provincias libres, soberanas e independientes, consolidada con la Constitución Federal.
La estatocracia socialcomunista ha elegido aliarse con transgresores y facinerosos, sus socios preferentes, sancionados y cuestionados por la comunidad internacional.
Es Colomina una mujer valiosa y una intelectual reconocida, incluso por sus enemigos. No cabe duda que triunfaría en cualquier país del mundo, pero sabemos que ella quiere estar en Venezuela.
En 21 años el poder ha estado en manos de ineptos, ignorantes, irresponsables y corruptos, con el añadido de su sobrevaloración, la ausencia de evaluación de su gestión y la falta absoluta de autocrítica.
¿Cuántas voces delineadas en esos espacios de papel estremecieron mis certezas y convicciones? Contundentes y claros fueron los argumentos que desarmaron el aparataje instalado en mis creencias.
Pero el que estos mercenarios hayan sido cazados por unos pescadores en peñero, me permite intuir que estos tipos no cumplieron el contrato firmado con Guaidó, y que esta conspiración fue pergeñada en un cafetín cucuteño.