lunes, 13 mayo 2024
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Crecimiento de cárcava amenaza la seguridad de 867 niños de escuela Brisas del Orinoco

La comunidad de la UD-128, en San Félix, denuncia que a la cárcava la rodea un basurero que cuando colapsa se filtra a los salones de preescolar el olor putrefacto de los desechos acompañado de enjambres de moscas.

@mlclisanchez

Una cárcava -que crece con los constantes aguaceros- amenaza la infraestructura de la Unida Educativa Nacional Brisas del Orinoco, ubicada en el sector I de la UD-128, San Félix, y pone en riesgo a los 867 alumnos que componen la matrícula.

Profesores y miembros de la comunidad piden a la Gobernación del estado Bolívar reanudar con prontitud los trabajos para sanearla, pues la temporada de lluvias comenzó y el terreno donde a diario transitan niñas, niños y adolescentes cede cada vez más.

Yusmelis Díaz, subdirectora pedagógica de la escuela primaria, reportó que hasta el momento no han ocurrido accidentes con los niños. Pero solicita que inicien las reparaciones lo más pronto posible para evitarlos. “Eso ya se está comiendo una parte de la calle que va hacia la parte de preescolar y la lluvia solo acelera el problema”, denunció.

El pavimento cercano a la cárcava ya tiene hendiduras. Ese terreno también comienza a ceder | Foto Laura Clisánchez

Naimeris Sardiña, habitante del sector, informó que la comunidad espera la reparación de la cárcava desde hace nueve años. Relata que, durante la gestión del exgobernador Justo Noguera Pietri, instalaron los equipos para iniciar las reparaciones, pero el tiempo pasó y el hampa desmanteló los pocos avances de las obras.

“Después de que comenzaron las reparaciones, retiraron todo el material de construcción y se perdió esa inversión del Estado para resolver ese problema de la cárcava que tanto perjudica a los niños que estudian en el colegio”, criticó.

Parisada Ortiz, líder comunitaria del sector agregó que, en 2014, un niño de 12 años cayó por la cárcava y perdió la vida. “Era una persona muy querida en la comunidad”.

El llamado también es a Felipe Jorge, viceministro de infraestructura, para que averigüe qué pasó con esos recursos. “Y que se consolide la solución, invocando el plan 1×10 del ‘Buen Gobierno’ que ellos sostienen”, enunció.

Esta es una de las más de 60 cárcavas que hay en Ciudad Guayana según datos oficiales levantados por última vez en 2015. El Estado ha invertido recursos para sanear las socavaciones más graves, pero hasta ahora solo una cárcava ha sido reparada en su totalidad, la cercana al Hospital Uyapar.

La ONG Gente Para Servir Caroní (GPS) considera que hay condiciones para declarar alarma por cárcavas en la ciudad y exige la asignación urgente de presupuesto para sanearlas.

Aseo urbano como “un lujo” 

Al riesgo inminente que representa la cárcava para todo el que transita cerca de uno de los principales colegios de la UD-128 se le suma la acumulación de basura a lo largo y ancho del desagüe. Para ir a la escuela, los niños deben caminar sobre los desperdicios mientras personal de mantenimiento trata de abrir una caminería en medio.

Cuando colapsa se filtra en los salones del área de preescolar, el olor putrefacto de los desechos acompañado de enjambres de moscas.

La subdirectora señala que, aunque recientemente la Alcaldía despejó el área, el lugar no tardará en colapsar de nuevo de basura, pues es el punto en el que todos los sectores adyacentes depositan los desechos ante la falta de un sistema de recolección eficiente.

“Hasta acá no llega el aseo urbano desde hace al menos ocho años. Pasa por la avenida principal, pero no por las casas. Por eso es fácil que la basura se acumule en todos lados”, expresó Díaz.

Los habitantes del sector señalaron que solo algunas manzanas optaron por contratar un camión de volteo particular que recoge la basura cada 15 días en sus casas. Cada quién paga el servicio con algún alimento no perecedero.

Las comunidades buscan cómo, de forma particular, gestionar sus desechos.

 

Parisada Ortiz, líder comunitaria del sector agregó que, en 2014, un niño de 12 años cayó por la cárcava y perdió la vida. “Era una persona muy querida en la comunidad”

 

“Por eso nosotros estamos de acuerdo con que se privatice el servicio, que nos cobren el aseo según la capacidad de pago de cada bien, pero que funcione, y no queremos cualquier empresa, sino la que mejor trabaje”, dijo Parisada Ortiz, líder comunitaria, refiriéndose al proceso de ‘licitación’ para la privatización del servicio de aseo urbano, ante la incompetencia de Supraguayana para garantizar un buen sistema de recolección de desechos en la ciudad.

“Muchos vecinos deben acudir a un método inadecuado para botar basura, porque la cárcava está ubicada al lado de un colegio. Entonces, en este sector I, ver una compactadora de basura de la Alcaldía es un lujo”, expresó Milagro Quijada.

El aseo urbano es uno de los servicios públicos más críticos en Ciudad Guayana. Aunque desde 2018 Supraguayana ha recibido recursos para fortalecer el sistema de recolección de basura –como los 450 mil dólares que recibieron en marzo de este año, en las comunidades no ven pasar al aseo cerca de sus casas desde hace años y crecen alrededor de urbanismos, plazas públicas, escuelas, hospitales, comercios y mercados, vertederos improvisados custodiados por zamuros.

En una entrevista con Correo del Caroní en mayo, Justino Albornoz, presidente de Supraguayana, admitió que, de las 500 toneladas de desperdicios que se generan en la ciudad, la estatal apenas puede recoger 350 y que, apenas 21 de 31 compactadoras funcionan. Las demás se averiaron por falta de mantenimiento.

Desde hace tiempo, concejales de oposición de Caroní advierten la necesidad de reformar la ordenanza sobre el tratamiento y disposición final de residuos y desechos sólidos.

Por la incapacidad de Supraguayana para solventar el problema de salud pública que constituye la acumulación de desechos en toda la urbe, algunos guayaneses apuestan por la privatización del servicio siempre que haya transparencia en el proceso licitatorio –que ya inició con irregularidades y opacidad-, y que el cobro de las tarifas se ajuste a la capacidad contributiva de las personas por sector.