Los colegios en Ciudad Guayana acataron, aunque sin acondicionamiento y con baja asistencia estudiantil, la orden del Nicolás Maduro de iniciar clases presenciales este lunes 25 de octubre. La reapertura de las instituciones se da luego de 18 meses de educación a distancia por consecuencia de la COVID-19.
“De 547 alumnos, asistieron 45”, detalló la directora de un colegio de la parroquia Unare en Puerto Ordaz. “Los representantes no quieren mandar a los niños por el COVID-19”.
Más allá de una desinfección de espacios hace un mes y el desmalezamiento de áreas verdes, hasta este lunes en la institución no habían recibido insumos de bioseguridad por parte de la Zona Educativa. “Todo ha sido suministrado por padres y representantes”.
Pese al retraso formativo y las desigualdades que han generado las clases a distancia, la docente cuestionó que el retorno a las aulas se esté haciendo sin condiciones de seguridad, y cuando se registra un aumento de contagios.
Mi razón para traerlo al colegio es el tiempo que mi hijo se ha perdido de clases (…) No es igual las clases en la escuela, que en casa. Los papás no estamos preparados como los educadores”
afirmó Andreina Gómez
En la Unidad Educativa Auyantepuy de la parroquia Unare contabilizaron solo 50 de los 180 alumnos que tenían previsto recibir este lunes. Una docente consideró que además de la pandemia, la lluvia limitó que niños se trasladaran hasta las instalaciones.
Pese a las promesas que tenían de recibir insumos de bioseguridad, todos los recursos fueron donados por representantes y siguen esperando la reparación de baños para garantizar el lavado de manos, fundamental para prevenir contagios.
Una de las sedes que tuvo mayor asistencia de alumnos fue el colegio Alta Vista Sur de la parroquia Universidad. Al plantel asistieron 67 de 87 de los estudiantes de primer año que debían recibir este lunes.
Sin embargo, tampoco se repararon los espacios de la unidad educativa, ni recibieron insumos para prevenir contagios de COVID-19.
En la Unidad Educativa Julia Rodríguez Viña de Unare también tuvieron una participación mínima de estudiantes. Una profesora, que prefirió mantener su nombre bajo reserva, indicó que de los 12 alumnos que tienen establecido atender, apenas recibió dos este lunes. “Vinieron muy pocos (…) hubo un salón donde lo máximo que llegaron fueron 7 alumnos”, afirmó.
Señaló que ante el aumento de los contagios y el miedo que puedan tener los representantes, deben entregar una exposición de motivos sobre las razones por las que no están llevando sus hijos al colegio.
“No todas las instituciones están aptas para iniciar clases presenciales”, afirmó. Aunque durante este lunes tenían disponible alcohol para el lavado de manos, el agua no llega de forma corriente y los baños no están acondicionados para el retorno a clases, pues fueron vandalizados y robados.
Motivados por las limitantes formativas
En la Unidad Educativa Villa Colombia de Puerto Ordaz era notoria la ausencia de alumnos. En la institución iniciaron las clases presenciales dividiendo los salones en grupos de 10 niños, y exigiendo el uso de mascarillas para el ingreso de los estudiantes.
“Mi razón para traerlo al colegio es el tiempo que mi hijo se ha perdido de clases (…) No es igual las clases en la escuela, que en casa. Los papás no estamos preparados como los educadores”, dijo Andreina Gómez, representante de un niño de sexto grado.
La madre comentó que su hijo le había manifestado sus intenciones de regresar a la escuela. Consideró positivo el retorno a clases, mientras se mantenga el esquema de trabajo por grupos y las medidas de bioseguridad. “Para empezar, veo el esquema de trabajo bien”, añadió.
A Alexis Campos, otro representante que buscaba a su hijo este lunes, le gustaría que lo recibieran por más días, de los dos que tiene establecido asistir a clases presenciales.
“Hay temor porque la pandemia no ha pasado, pero lo traigo porque así él va recibiendo sus lecciones diarias, que en la casa las recibía, pero no de la misma forma como puede ser aquí”, expresó.
