Mientras el poder es más autoritario es también más arbitrario. Lo que condena a las mayorías a ser víctimas de un arsenal de venganzas, que la élite dominante administra aviesamente.
Quedarse a juro es mucho peor que dejar el poder por un tiempo, y retar en esa forma los deseos intensos de por lo menos el 80 por ciento de los venezolanos, puede llevar a situaciones incontrolables, desagradables y contraproducente para todo el mundo.
El motivo de las reacciones oficialistas desaforadas ya poco causa preocupación o temor en la colectividad. Al contrario, se han percatado de una caducidad en ciernes para estos creyentes de la perpetuidad en el manejo, administración y usufructo de los recursos de la nación.
El exgobernador de Miranda, Henrique Capriles, comentó que la fecha de las elecciones anunciada por el CNE no fue sorpresa y aseguró que el oficialismo cree que así lograrán mantenerse en el poder.
Uno de los aspectos más llamativos y que tienen en común todos esos regímenes, es su propensión a organizar eventos públicos masivos, donde traen a personas de todas partes del país para dar una demostración de garra, fuerza y control.
Están cometiendo muchos errores graves que tienen repercusiones internacionales enormes. En las múltiples intervenciones, normalmente en cadena de los pocos medios de comunicación existentes, se nota un peligroso nerviosismo que obliga a estar alertas ante lo que puede suceder.
La legislación electoral venezolana no establece lapsos legales específicos para organizar una elección. No obstante, no siempre fue así. Hasta el 2009, en Venezuela, por ley, se fijaba un lapso dentro del cual el CNE debía establecer las fechas de convocatoria y de votación para cada proceso electoral.
Cuando el Estado es quien te vigila y te quita la libertad ciudadana irrespetando el estado de derecho, no pueden formas oxidadas de acción cívica y del acostumbrado “juego político” las que sirvan de defensas a estos embates.
La primera potencia del mundo no es Venezuela, respondieron muchos con displicencia cuando fueron advertidos que se acercaban al precipicio. Igual replicamos que “Venezuela no era Cuba” cuando nos alertaron a los venezolanos.
De Marx aprendí que los procesos tienen dentro de sí mismos todas las fuerzas necesarias para su éxito o fracaso, razón por la cual desecho que lo que nos ocurre tiene causas solamente externas, que es lo que el gobierno maliciosa y manipuladamente pregona.