ue los chinos y los rusos, en la antesala de la guerra de agresión emprendida por “ambos” contra la nación ucraniana, hayan afirmado que la democracia ha de quedar reducida al plano de lo doméstico si aspiramos a tener paz en este lado del planeta, es motivo más que suficiente para que reavivemos, en una línea de mínimos, el método socrático.
Los venezolanos necesitamos paz, entendernos, dialogar, calmarnos, sonreír, reír, cultivar el sentido del humor ayuda a la convivencia sana y a la salud.
La sociedad venezolana hastiada de los abusos del chavismo y de tantas tramoyas políticas, camina hacia la culminación de un ciclo e inicio de otro, donde el bien común ha de ser probado por ideas y actores en concordancia al reclamo popular.
Niegan de plano que las sociedades occidentales modernas sean menos violentas, racistas y sexistas. Pero no dudan en defender el brutal terrorismo de Hamas, desde la seguridad de los campus universitarios norteamericanos y europeos, financiados por regímenes como el qatarí.
Ciertas familias suelen tener su “gallo pelón”. La de Aura y Laura Rodríguez, con el que ya tienen en la suya, rebosan la cuota respectiva.
Si los líderes autoritarios comprendieran la importancia de gobernar con justicia y transparencia, y de respetar los derechos y deseos de su pueblo, y también de cuándo dejar el poder, evitarían caer en el abismo al que la impopularidad y la desconfianza pueden empujarlos.
de los ciudadanos a buscar, difundir y recibir información, sin ningún tipo de límites, salvo los que marcan los derechos y libertades de los demás.
La plataforma unitaria está dando una campaña formidable y única. Hay políticos en ella que en su momento levantaron la esperanza de los venezolanos. Sin embargo, el logro de unirla le pertenece completamente a María Corina Machado.
La sociedad civil aún muy joven pero con determinación tiene que ser portavoz de la voluntad política con la que ha de nutrir desde Guayana al doctor Edmundo y él pueda tender la mano a una región agonizante cuando el futuro abre rendijas.
Venezuela tiene 25 años con un partido único en el dominio absoluto del poder. Una dinastía socialcomunista en la que el extinto impuso a su zurdo sucesor, para que gobernara hasta el fin de sus días. Mientras esto ocurra Venezuela no tendrá expresidentes.