Estudiantes de la Universidad de Oriente (UDO), núcleo San Félix, nuevamente exigieron la atención de las autoridades estadales y universitarias para las mejoras de la casa de estudios, a propósito del llamado para el reintegro a clases presenciales en octubre.
El dirigente estudiantil de la UDO San Félix, Franklin Rodríguez, recordó que en reiteradas oportunidades se han comunicado con el equipo político del alcalde Tito Oviedo y el gobernador Justo Noguera Pietri, así como autoridades educativas como Mauro Suárez (sustituido recientemente por el Ministerio de Educación). En ningún caso han visto acción alguna.
“Es lamentable que la universidad siga en estas condiciones. Es lamentable que hoy se vaya prácticamente a un paro técnico por no contar con la infraestructura necesaria para ver clases”, dijo Rodríguez.
Cuestionó también que el llamado de regreso a clases presenciales no contemple que aún no se ha vacunado a toda la población contra la COVID-19, además de la falta de personal docente, administrativo y obrero por los bajos salarios que reciben, debido al presupuesto irrisorio que el Estado destina a las universidades nacionales.
“Presidente, es imposible que se siente a dialogar con dirigentes estudiantiles en cadena nacional, que no expresan la realidad de los estudiantes. Tiene a un grupo que aplaude todas las decisiones que toma y que no están en la realidad con las universidades”, señaló.
Asimismo, Rodríguez cuestionó la ausencia de las autoridades universitarias ante los reclamos que hace el movimiento estudiantil desde hace meses.
“Tengo cuatro semestres en la universidad, y en esos cuatro semestres nunca he visto a la decana María Coromoto Casado venir a la universidad. Está encerrada en el núcleo de Ciudad Bolívar y se olvidó que la universidad tiene otros núcleos que le competen, como en Caicara del Orinoco y en San Félix. Tenemos meses en estas denuncias y no hemos sido escuchados”, agregó.
En la sede de la UDO en San Félix hay por lo menos 36 aulas sin energía eléctrica, a consecuencia de los hurtos de cableado eléctrico y transformadores, estos últimos para sacarles el cobre y el aceite, y comercializarlos en chatarreras.
Los aires acondicionados también los desmantelaron. La casa de estudios contaba con tres bancos de transformadores, cada uno con tres equipos, para un total de nueve. Seis transformadores que cubren la parte de las aulas fueron desmantelados. Solo hay electricidad en el Edificio Administrativo, donde se mantiene todavía ese banco de transformadores.
Como en las demás universidades, también predomina la maleza y canchas con techos desmantelados.
