miércoles, 1 mayo 2024
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Ñángaras del PCV: Tanto nadar para ahogarse en la charca

A los militantes del intervenido PCV, aparentemente, ñángaras de verdad, a quienes hemos adversado y seguiremos adversando en la acción y en lo ideológico, nuestras condolencias.

@omarestacio

La intervención del viejo y noble Partido Comunista de Venezuela, PCV, (noble nada más que pa’ los pendejos, como veremos) no ha levantado entre sus símiles del mundo polvareda alguna. Lo que demuestra, lo pasivas que están las fuerzas activas de la transformación de la Humanidad.

Los ñángaras, los verdaderos, los auténticos, al menos los que se ganaron tal remoquete en los años duros -finales de los años 60- allá en nuestra Universidad Central de Venezuela. No es justo. Tratados como condones usados por la narcotiranía, para emplear, a la letra, la frase, más sesuda del “Comandante Eterno”, hoy relegado a momia para atemorizar a menores de edad.

Peor que a los adecos o a los socialcristianos. Peor que a los niños-hijos-tontos, de-apá de PJ y VP, que ya no son niños, tontos, ni tampoco les quedan papás. Tratados peor que a los burgueses, pequeño-burgueses, para no hablar de los boliburgueses. A los exguerrilleros, de la cuarta y hasta de la quinta edad, que se encaramaron en las serranías de Venezuela, para implantar una dictadura marxista, las fuerzas de seguridad del señor Maduro, meses atrás les allanaron “El Castillete”, vieja casona que tenían para la añoranza, en los alrededores del antiguo “Hipódromo de El Paraíso”, Caracas. Nadie derramó una lágrima. Ahora que los ñángaras, aludidos al comienzo, que no lloriqueen más de la cuenta.

Creo haberlo escuchado en un parlamento teatral de la autoría de Samuel Beckett: “¿Dios? ¡El muy desvergonzado ¡Ahora, resulta que no existe!”.

Tan desvergonzadas, como la inexistencia de Dios, son las fantasías de la dictadura del proletariado, de la igualdad de clases, de las erradicaciones de la pobreza y de la propiedad privada.

Las de Venezuela y de Cuba son, en sustancia, tiranías militares, de viejo cuño. Hecha la salvedad de los monigotes, no uniformados, que simulan ser jefes de Estado, para darles cosmética de gobiernos civiles. En ambos casos, no obstante, los depositarios de las “cajas de los cuchillos” son los generalotes. 13 de estos ignaros llenan plaza como ministros del gabinete de quien usurpa la Presidencia de Venezuela. En Cuba, dicha casta se enriquece, en medio de la hambruna generalizada, a través del control del “Grupo de Administración Empresarial, S.A.” (Gaesa), que comanda el general de bragueta, perdón, de brigada, exyerno de Raúl Castro, Alberto López-Calleja.

Tales depredadores de los pueblos, son anafilácticos a la reflexión y el debate. Sindicatos, centros de estudiantes, ligas de amas de casa, asociaciones de cieguitos, deportivas, poéticas. Todas y cada una se presumen criminales, sin posibilidad de prueba en contrario. En Venezuela, los esfuerzos para sobornar a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, resultaron infructuosos, por lo que la Revolución Forajida, para reemplazarla en el fervor de la gente, se ha volcado hacia una secta, supuestamente evangélica. Como Nicolasito ha sido ordenado pastor de dicha cofradía, su progenitor, a estas alturas, debe estar levitando en calidad de Virgen Inmaculada, de semejante Patio de Monipodio.

Mientras convierten en ley el proyecto de regulación de las ONG, cuando no las intervienen los tribunales y remueven sus directivos naturales, las asfixian a través de registros, notarías, del Saren, el Seniat y demás burocracia obstructiva. Las teorías marxistas-leninistas las aplican a beneficio de inventario, vale decir, cuando les conviene. La del partido único de gobierno, por ejemplo, sumiso, clientelar, aclamacionista a mano alzada o a voto sobaquero.

Jerónimo Carrera, el último presidente del PCV, con quien tuve trato y comunicación, se mofaba, pública y privadamente, del fementido comunismo de la autollamada Revolución Bolivariana. Carrera vivió y murió, muy austero, en su modesto apartamento de la avenida San Martín, Caracas. “Le gustan más los dólares que a Rockefeller”, me llegó a comentar sobre Chávez.

“Venezolanos, siempre. Comunistas, nunca”, fue proclama que enarboló nuestra democracia cuando enfrentó victoriosa la invasión soviética-castrocubana.

Ahora el fementido socialismo del siglo XXI, la parafrasea: “Ñángaras ¡Nunca!”. Aún así, el “Manifiesto” de Marx sigue siendo una buena coartada para saquear las tesorerías públicas, asesinar, reprimir, narcotraficar, practicar el estupro. Han debido advertírselo a los ingenuos del PCV que pidieron investigar los hechos de corrupción, incluidos los posibles negociados de la familia Maduro-Flores. Advertirles, además, que en la revolución no paga denunciar las burlas al “Acuerdo Marco Unitario PSUV-PCV”, de abril de 2018, supuesto a reducir la deriva antipopular y ultraliberal de la cleptocracia usurpadora.

A los militantes del intervenido PCV, aparentemente, ñángaras de verdad, a quienes hemos adversado y seguiremos adversando en la acción y en lo ideológico, nuestras condolencias. Se las damos sin sorna. Tanto nadar, para ahogarse en el estiércol chavomadurista.

Search

¡Síguenos!

Noticias relacionadas