jueves, 2 mayo 2024
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Luis León: Las sanciones no son una solución pero es una opción para generar recursos, producción, empleo y actividad privada

“En medio de elecciones, todo este ruido es perjudicial e introduce riesgos mayores a que pasemos de una elección semi competitiva a una peor”.

Las sanciones no solucionan el problema político y en cambio agravan la situación económica y la calidad de vida de la población, asegura el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, ante la decisión de los Estados Unidos.

No hace falta tampoco referir el caso cubano, iraní, ruso o norcoreano. Es suficiente mirar Venezuela y preguntarse: ¿de qué sirvieron estos años de amplificación de problemas, aunque estos hayan sido causados por el gobierno? Algo que no les gusta mencionar a algunos analistas radicales, que prefieren insultar y difamar que debatir, pues obviamente viven de eso y no tienen argumentos serios.

Señala que basta con mirar la posición de los venezolanos sobre las sanciones, para entender que las mismas tienen rechazo de 70 a 75% de la población.

Advierte que resulta hipócrita que te digan que esa mayoría contundente es mandatoria y útil cuando se trata de respaldar un candidato, pero es equivocada e inútil cuando te está diciendo que ir por el camino radical es un error garrafal, que deteriora la vida de la población, sin posibilidad alguna de solución política.

Pero, igual que pasa con las elecciones, quedarse pegado en lo que debe ser y no actuar para resolver los problemas dentro de los escenarios posibles, es la peor reacción frente a quien bloquea una elección o sanciona a un país. Al final terminan proponiendo (abierta o encubiertamente) la pasividad perversa de una abstención y el suicidio del aislamiento.

No es la mejor solución, pero abre alternativas

En ese sentido, conocida la decisión de EE UU de cancelar la LG44 (petróleo y gas) en un periodo de 45 días, prefiero ver la oportunidad que su impacto negativo, que obviamente tiene y mucho en la economía y en el ruido político.

No es la mejor opción, pero tampoco el peor escenario. En realidad no hubo sorpresas.

Lo peor hubiera sido eliminar de un plumazo todas las licencias generales e individuales y regresar a la locura del 2019, con el absurdo del gobierno interino incluido. Algo que afortunadamente Estados Unidos rechaza ahora contundentemente.

Su decisión fue distinta. Complace sus propios monstruos internos eliminando la LG44, que afecta principalmente a Pdvsa, porque la vuelve a poner en necesidad de llevar su petróleo al mercado negro, paradójicamente con grandes descuentos de precios, que favorecen a China, Rusia e Irán y estímulos gigantes a la corrupción.

Pero a la vez explica, anunció 45 días de periodo de cancelación, que son suficientes para continuar negociaciones y otorgar licencias individuales, que han anunciado públicamente, como sustituto alternativo de la LG44.

Esas licencias no son sólo importantes para Venezuela sino también para EE UU y occidente. Se basa en la misma razón por la que entregaron la LG44 en Doha (sabiendo perfectamente que MCM no sería habilitada): garantizar que el petróleo venezolano siga fluyendo, garantizar suministro de petróleo pesado a Texas y evitar la desoccidentalización de la mina más grande del mundo.

La decisión busca masificar la experiencia Chevron, que fue mucho más definitiva y eficiente que la Licencia General.

Pretende estimular el crecimiento de producción por vía privada, consolidar la participación de las empresas presentes en los joint venture con Pdvsa y abrir espacios para seguir negociando ventas e intercambios de petróleo por bolívares, deuda, diluentes o combustibles como el diésel.

Esta no es la mejor solución, pero es una opción para generar recursos, producción, empleo y actividad privada, pese a las sanciones y representa la ruta para seguir la batalla por la solución definitiva.

El gran riesgo es que el gobierno de Maduro lo lea como una agresión y responda eliminando los canales de negociación y radicalizando contra la oposición.

Riesgo perjudicial

En medio de elecciones, todo este ruido es perjudicial e introduce riesgos mayores a que pasemos de una elección semi competitiva a una peor.

“Esperemos que prevalezca la racionalidad en todas las partes y que entiendan que no se puede luchar por el país… destruyéndolo”, afirma Luis Vicente León en su cuenta X.