La prensa y los sectores económicos bautizaron el fenómeno como “la gran renuncia”. Los sectores más afectados son servicios de hostelería y restauración, salud y asistencia social, transporte, almacenes y suministros.
El gremio recriminó las facilidades para la importación, mientras los empresarios venezolanos deben lidiar con restricciones y problemas de servicios básicos.
El retroceso en la región es de más de 60 años. Y la destrucción, más acentuada cada día. Es imprescindible documentar todo lo que ocurre. Por eso y para eso, luego de un paréntesis, regresa Damián Prat con su columna Público & Confidencial.