Más allá de los factores internacionales internamente se camina hacia peor. No hay políticas definidas para revertir hacia lo positivo lo malo de más de veinte años de “socialismo del siglo XXI”.
2022 será un año definitivo para lograr el cambio. El país lo necesita y la comunidad internacional ha abierto una expectativa favorable en espera de lo que debemos hacer nosotros. De la usurpación hay que salir por las buenas o por las malas.
Y entre otras cosas increíbles que se ven por estos días y por esta región, llama la atención el avance del neoprogresismo de izquierda, autoritario y populista en varios países del continente. Todos pro Cuba, con Venezuela, con Nicaragua y con el kirchnerismo argentino. Ya no están tan solos.
A quienes están comprometidos con las libertades en Occidente y quienes se sienten orgullosos de su patrimonio intelectual, no dudo que estén viviendo un dilema real y de presente, de orden existencial, primordialmente antropológico.
El informe de la ONG propone la implementación de buenas prácticas de gobernanza para revertir el deterioro que presentan las empresas propiedad del Estado, con el fin de que sean más eficaces, transparentes y productivas. | Foto Transparencia Venezuela
En socialcomunismo un preso político jamás es presunto. La presunción de inocencia es letra muerta. Sólo sirve de ornato legal.
Algunos preguntan, qué proponemos en concreto como vía distinta a lo electoral. Pero, quienes preguntan lo señalado, saben que los caminos establecidos a lo largo de la historia para derrocar tiranías están vigentes. Allí están, a la espera del liderazgo necesario.
Muchos de aquellos niños que hicieron brotar las promesas de los revolucionarios en 1999 fueron a parar a las ergástulas socialistas, los asesinaron por estas calles, o por la exclusión y el hambre huyeron de este territorio hostil. | Foto Archivo Correo del Caroní
Esta condición estructural del alma venezolana es el mecanismo de fuerza y creatividad para alcanzar la derrota de los antivalores, a pesar de los incontables recursos y el desdén por la racionalidad. | Foto William Urdaneta
Tengo la impresión de que lo peor ya pasó, pero aún no podemos darle rienda suelta al deseo creciente del reencuentro con toda Venezuela. Pronto lo haremos, afirma Álvarez Paz