Organizaciones como el Observatorio Venezolano de Prisiones han denunciado que el Centro Penitenciario Región Centro Oriental (El Dorado) “ha sido utilizada como una especie de castigo” para los más de 1.400 detenidos y sus familiares, debido a su lejanía, la falta de acceso a alimentos, agua potable o atención médica adecuada.