domingo, 12 mayo 2024
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USD 238,60 da para todo

Pero ni a Hitler le atraía la literatura española y en lo que al “señor” Maduro concierne habrá que aclararle que el Andrés Eloy, al cual hemos hecho referencia, no es ningún nuevo centrodelantero fichado por el “Cúcuta Deportivo, Fútbol Club”.

@omarestacio

Hasta el instante preciso de escribir la presente crónica se desconocen los paraderos del abogado Carlos Eduardo Garrido Bustamante; de su primo, el médico Jorge Pérez Bustamante; de la esposa de este último y de dos hijitos menores, de dicho matrimonio. Garrido estaba ¡preso, carajo!

Desde el 25 de agosto del año pasado, la juez 31 Penal de Caracas, en funciones de Control, le había ordenado no una, sino tres veces a la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), excarcelarlo, pero el generalote que comanda el ente de represión les había sonado igual número de trompetillas a las autoridades judiciales. Hasta que el arbitrariamente detenido aprovechó un descuido de quienes lo tenían secuestrado en el Hospital Carlos Arvelo, predios del “Fuerte Militar Tiuna” -a causa de las palizas de rigor y se fugó.

En cuanto las demás víctimas de este drama se encuentran tras las rejas, aunque sus allegados no saben dónde. Todo a causa del delito de lesa revolución de ser parientes cercanos del hasta ahora prófugo. Al demonio con el principio universal humanitario según el cual la pena no puede trascender la persona del penado. Ser consanguíneo, afín, copartícipe, amigo, simpatizante, admirador, fan, quizás condiscípulo de kindergarten, de cualquier persona non grata, puede costar muy caro. Costaba en la Alemania del Führer y cuesta mucho en la narcosatrapía que desgobierna mi amada Venezuela.

“No andar cobrándole al hijo/ la cuenta del padre ruin”. Eso nos enseñaba Andrés Eloy en su Coloquio bajo el Olivo. Según El Quijote, “el hombre es hijo de sus obras”. Así como los pecados de los progenitores no deben cobrarse en sus hijos, éstos mal pueden demandar respetabilidad por la sola razón de sus apellidos, en lugar de labrársela éllos mismos.

Pero ni a Hitler le atraía la literatura española y en lo que al “señor” Maduro concierne habrá que aclararle que el Andrés Eloy, al cual hemos hecho referencia, no es ningún nuevo centrodelantero fichado por el “Cúcuta Deportivo, Fútbol Club”.

Días atrás, un mayor general activo. De los decentes y en vías de extinción como el caimán del Alto Orinoco, a causa del ecocidio en el Arco Minero. De los pocos de ese rango, no asesino. Ni ladrón. Ni narco. Ni de los que “se dejan” con los G2 cubanos y que, por ende, están con un pie en un calabozo, le confesó al cronista que suscribe que aunque a partir del pasado mayo su sueldo mensual le fue subido al equivalente a un mil dólares americanos (USD 1.000,00), por varios años anteriores había regido la siguiente tabla salarial: General en jefe y almirante también en jefe, con un año de antigüedad, los equivalentes a USD 239,89 y 239,46. Con dos años de antigüedad, con los mismos grados, los equivalentes a USD 239,03 y USD 238,60.

Vistos los reportajes bien fundados, de la crónica rosa española, en el caso del mayor general, más madrino de todos los madrinos, tal remuneración mensual le daba y le sigue dando, no solo para vivir y comer en Caracas, sino para que uno de sus hijos lo pasase gordo en la madre patria con derecho a “cerrar” discotecas, puticlubs, restaurantes, taperías desde Madrid a Calatayud y exhibirse pa’ que sepamos que hay gobierno en Venezuela. Y como en toda cleptotiranía, militarista y desvergonzada, un funcionario civil, por ministro que sea, no puede ser remunerado, formalmente, más y mejor que los oficiales que la sostienen un ingreso, quizás un poquitín menor, le alcanza y le sobra, a más de uno de nuestros superburocratas para sostener una hija en Australia y al menorcito de la familia, a todo trapo en ciudad de México. O para que el hombre del “Mazo Dando” le financie los amagos ¿de influencer? ¿de diva? ¿de mamita? de uno de sus retoños dentro de la beauty people de Europa.

Nadie pide que las penas que merecen sus padres se extiendan a esos manganzones o manganzonas por ser hijos de quienes son.

Que los deporten, por indeseables y nos los devuelvan a Venezuela tampoco es alternativa para nosotros. No estamos seguros de poder soportar que nos restreguen en nuestras narices el producto de lo mal habido, en la llamada “Burbuja de Las Mercedes”. Quizás no sea mucho exigirles a las autoridades de donde se encuentren que les hagan responder, in situ y con arreglo al debido proceso, por el aprovechamiento o receptación, con plena conciencia, ciencia y complacencia, del origen ilícito, de la riqueza que derrochan.