Según los estándares vigentes en el llamado Primer Mundo aún a las empresas dedicadas al exterminio a domicilio se les exige al ejecutar su penoso trabajo, evitarles sufrimientos innecesarios, no importa los superbigotones de los cuales presuman.
En la isla de la felicidad el tiempo se detuvo como una pésima película que no avanza, pero la “dignidad” convertida en cascarón vacío se recoge por toneladas en las calles de aquel país.
¿Y qué mosca habrá picado al susodicho que el lunes pasado, pese a la muy apretada síntesis que hemos hecho de su abultado prontuario, emplazó a sus copartidarios a redoblar esfuerzos en la lucha contra la corrupción?
Pero ni a Hitler le atraía la literatura española y en lo que al “señor” Maduro concierne habrá que aclararle que el Andrés Eloy, al cual hemos hecho referencia, no es ningún nuevo centrodelantero fichado por el “Cúcuta Deportivo, Fútbol Club”.