
Ante esta situación exigen a la directiva de Maderas del Orinoco y al ministro de Industrias para que la empresa vuelva bajo tutela de CVG.
Sus integrantes afirman que el de este período es colaborar con los sectores productivos del estado Bolívar y evaluar el potencial de inversión regional.
Muchos, todavía en 2024, afirman que la vigencia de sus ideas -Arturo Uslar Pietri- sigue intacta, que como otrora el petróleo nunca ha sido sembrado. Pero otros piensan que es un acto de mezquindad y hasta de ligereza concluir que nos convertimos “en un pueblo parásito”.
La labor forma parte del Plan Nacional de Reforestación, enmarcada en el programa Conservando.
Javier Soto y su equipo confían en que quienes decidieron quedarse en el país le apuesten a una versión “en la que todos cabemos”.
Bolotín expresó que el girasol vuelve de nuevo a tierras portugueseñas, pero esta vez con la agricultura de contratos, de la mano del sector privado.
Kenia Martínez, una mujer indígena Baré, lidera a un grupo de ocho personas empeñadas en crear una réplica del bosque cerca de Puerto Ayacucho, una ciudad en expansión en el Amazonas venezolano. Hombres y mujeres indígenas Huottöja y Jivi la acompañan en su andar, y combinan árboles que crecen rápido y dan buena sombra, como la guama y el caucho, con comestibles, como el cacao y el copoazú.
Más de dos mil unidades de producción están casi paralizadas en Bolívar. Los ganaderos denuncian la desatención y falta de acompañamiento del gobierno regional, toda vez que compiten en desventaja con el avance de la minería.
Carlos Rodríguez señaló que incluso insumos vencidos y fuera del tiempo previsto se les entregaron a los representantes del campo, irregularidades que impiden que se cumplan las metas de producción por hectárea.
José Pérez comentó que Venezuela tiene el potencial para sembrar unas 240 mil hectáreas como ocurrió en el 2014, cuya producción pudo abastecer al país.