Todos sabíamos que Rodney Álvarez era inocente, pero el 8 de junio de 2021 tras una década preso, lo sentenciaron a 15 años por homicidio calificado.
La muestra de que esa continuidad democrática no es gratuita es visible en las tensiones actuales con el conteo de votos en los Estados Unidos. Es desde la mismísima Casa Blanca que se está presionando para resquebrajar esa fortaleza institucional bicentenaria.
La diferencia a esta fecha es que la situación se ha profundizado a niveles de sequía (en Ciudad Guayana ya es notorio), que palían los vecinos con los pozos que han proliferado, y lo otro es que las autoridades ahora brillan por su indiferencia y falta de pudor.
Ser maestro en la Venezuela de hoy es firmar una sentencia de morirse de hambre. “El primer ciudadano de la nación”, como pedía Simón Rodríguez, es hoy el último y por largo trecho.
La pesadilla no terminará cuando cambiemos de gobierno. Terminará cuando cambiemos de mentalidad.