martes, 30 abril 2024
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La Identidad de Miguel Siso es ahora Itinerante

El músico guayanés ganador del Grammy Latino 2018 regresa este año con su nuevo disco, donde el sonido de su cuatro narra su nueva vida en Irlanda y la vehemente añoranza a su país. | Foto Alex Urdaneta

@francescadiazm

Ecléctico es la palabra que puede describir el trabajo del cuatrista venezolano Miguel Siso, un músico que ha fusionado el sonido del folclor con otros estilos musicales. En 2018 ganó el Grammy Latino por mejor álbum instrumental con su producción Identidad, un disco en el que Siso consiguió entreverar el cuatro venezolano con el jazz. Con su talento y la cadencia de un instrumento nunca antes escuchado, el triple cuatro, Siso se hizo acreedor del reconocimiento internacional.

Los tres años posteriores a su triunfo han sido de grandes cambios en su vida. Emigró a Dublín, Irlanda, ciudad que le ha permitido deleitarse con nueva música, tradiciones y oportunidades. Este 2021 regresa al ruedo musical con Itinerante, una producción de 10 canciones en las que Siso se permitió plasmar lo que ha sido de su vida en los últimos años y, por supuesto, donde se visualiza su gran crecimiento como productor y multinstrumentista.

– De Identidad has mencionado que fue una manera de decir hasta pronto a Venezuela. ¿Itinerante, donde además te estrenas como multiinstrumentista, es una manera de presentarte ante nuevos países?

-En efecto, Identidad fue un disco de agradecimiento a mi país y, además, una posibilidad de tener una tarjeta de presentación de mi visión musical con el cuatro y como compositor. La faceta como multiinstrumentista no fue algo planeado y tampoco es algo nuevo para mí. Toda mi vida he tocado otros instrumentos, pero no me he dedicado a hacer carrera con esos instrumentos. En Venezuela estuve siempre como cuatrista, tenía músicos fantásticos a mi lado que tocaban otros instrumentos y a mí no me hacía falta tocarlos porque los llamaba a ellos o siempre coincidíamos. A mí me llamaban como cuatrista. Ahora que estoy en Irlanda, he tenido que tocar el cuatro, como siempre lo he hecho, pero también he tocado guitarra en otros proyectos, el bajo, el ukulele… he hecho un poco de todo referente a la música aquí. Eso fue lo que me dio esa seguridad de poder presentar en un álbum mío, una propuesta donde tocara diferentes instrumentos. Después de que grabé el disco entero, fue que dije “hace falta un tema que dé esa introducción a todo el viaje sonoro que yo planteo aquí. Que refleje el proceso que he pasado y la adaptación de instrumentos folclóricos a la música universal”.

De cuatrista a multiinstrumentista

El tema que recogiese con aquella vehemencia la fusión del sonido venezolano con la universalidad sería Itinerancia, primera canción del disco y en la que Miguel se planteó el reto de tocar diversos instrumentos. “Esta fue la canción que más trabajo me dio y que más tiempo tardé en producir. Era como un lienzo en blanco. Tengo que empezar a hacer algo que creo saber cómo va a ser, pero no sé por dónde empezar. Tuve que estudiar todos los sonidos y crear ideas con cada uno de ellos. En este tema toqué más de diez instrumentos. Estudié la canción con todos una y otra vez. Fue una experiencia muy bonita”.

– ¿Qué quisiste decirle al mundo con esta canción?

– Con esta melodía lo que quise hacer fue llevar a las personas que lo escuchen por un viaje que introduzca al mundo sonoro que viene a continuación. Es un tema que expresa un poco todas las travesías que hace una persona que llega a un nuevo país. Un poco de intriga, momentos de felicidad, otros de mucha alegría, incertidumbre… La canción se divide por capítulos muy breves en los que cada uno tiene una sensación diferente. Y, por supuesto, la intencionalidad de mezclar instrumentos folclóricos con música universal.

 

Bárbara siempre ha sido parte fundamental de mi vida. Es una persona que me inspira y ha sido la musa que he tenido para muchas canciones. Le he compuesto más de treinta canciones. En La siembra del cuatro, grabé un tema titulado Lágrimas dulces; en Identidad, Sonidos de la ausencia, Tiempo y Luna de madera. Esos temas fueron dedicados a ella.

 

Siso, a sus 35 años de edad, empezó en la música desde muy pequeño. Sus primeros acordes los tocó cuando estudió música en un conservatorio en Venezuela, de donde se graduó en el 2004. Antes de Identidad, participó en dos álbumes, uno como solista y otro en el grupo El cuarteto menos uno. Su primer disco fue el premio que obtuvo al ganar La siembra del cuatro, un festival venezolano que busca seguir impulsando el instrumento típico a las nuevas generaciones, esta producción fue lanzada en el 2012 y llevaba el mismo nombre del concurso.

– ¿Por qué decidiste ponerle a tu disco el mismo nombre del festival? ¿Es una manera de hacer homenaje esa primera oportunidad o hay algo más?

– El disco tardó un poco en hacerse debido a razones ajenas a mí. Había un solo estudio y yo estaba en lista de espera. Entre el 2007 y el 2012, que fue cuando pude grabar el disco, siempre estuve esperando el momento de grabar el disco de La siembra del cuatro. Cuando me tocó elegir el nombre, simplemente dije: “Creo que este es el nombre perfecto porque quiero agradecer al festival por darme la oportunidad de grabar mi primer disco”. Y, por supuesto, por lo importante que ha sido en mi vida y en mi carrera.

Miguel asegura que la inspiración que Venezuela le ha brindado para hacer música durará por muchos años. Sigue añorando, dice, el momento del reencuentro con los lugares que dieron pie a su creatividad y a la cadencia de su éxito. Tras la pregunta de si algún otro país podría inspirarlo para hacer un álbum completo, responde: “No siento que otro país podría inspirarme más que el mío. No digo que no pueda pasar, seguro en algún momento me inspirará. Me ha inspirado con canciones, no sé si para álbum entero podría inspirarme en otro país. Sin duda alguna, yo quiero seguir haciendo música venezolana todos los años que pueda”.

3 por 4

Identidad, el segundo álbum de Siso, marcó pauta en el mundo de la música, no solo por su gran calidad; sino por un innovador instrumento: el triple cuatro. La figura del triple cuatro es la portada del álbum y su sonido es la representación principal de la producción. Este instrumento fue diseñado por el lutier Alfonso Sandoval y ha robado las miradas de los seguidores del cuatrista.

Algo que identificó Identidad y es parte de tu nueva producción es el triple cuatro, instrumento que podemos escuchar en 4 canciones. ¿El triple cuatro fue una invención tuya o de Sandoval? ¿Para qué sirve tener tres cuatros en uno?

– El cuatro triple fue construido por Alfonso Sandoval especialmente para mí. Es el único que existe. Él en algún momento empezó a construir instrumentos dobles, por ejemplo, la bandolina: la unión entre la mandolina y bandola, la guitarra doble, la guitarra cuatro… tenía como esos instrumentos dobles. En una de mis visitas a su taller, me puse a explorar con uno de ellos y me preguntó que por qué no hacíamos un cuatro triple para mí. Yo le dije: “Bueno, si quieres, para mí sería un súper honor”. Él me dijo que quería hacer ese instrumento para que yo fuera quien lo representara, fuese su imagen y desarrollara su técnica. El cuatro triple, a diferencia del cuatro normal, tiene dos afinaciones adicionales, hace tres instrumentos en uno. El primer cuatro tiene el sonido tradicional; el segundo es más grave, le llamo cuatro barito; el tercero es el cuatro tenor. Este último tiene una afinación intermedia entre el cuatro tradicional y el cuatro barito. Cuando tocas los tres te da diferentes sonoridades y colores. Yo las combino con elementos electrónicos que me permiten grabar uno de ellos y combinarlos con otros de los cuatros que están en el mismo instrumento. En Kerepakupai Vená, una canción de Identidad, toco todas las posibilidades sonoras que me da este instrumento.

“Identidad fue un disco de agradecimiento a mi país y, además, una posibilidad de tener una tarjeta de presentación de mi visión musical con el cuatro y como compositor” | Fotos Alex Urdaneta

– Con Kerepakupai Vená ganaste un premio Pepsi Music en Venezuela. Su sonido está inspirado en el Salto Ángel. ¿Por qué decidiste escribir una canción a esta maravilla del mundo?

– ¡Sí! Es un tema compuesto para el Salto Ángel. De hecho, ese es el nombre del Salto Ángel en lengua pemona. Quise hacerlo precisamente porque es nuestro monumento natural más importante. Es como un ícono de nuestro país y, además, de mi estado, el estado Bolívar. Quise hacerle ese homenaje porque yo quería agradecer y mostrar lo bonito que es Venezuela fuera del país con este disco. Me parecía el homenaje perfecto para ese paisaje. Hemos sido bendecidos con tener el Salto Ángel. Para los extranjeros es algo súper notorio y que describe Venezuela.

– ¿Te gustaría dar clases de triple cuatro y que otras personas supieran tocar el instrumento o es algo exclusivo para ti?

Nunca me había planteado esta pregunta porque el que tengo es el único que existe. Se necesitaría que varias personas tengan el mismo instrumento para poder estudiarlo como lo hice yo, pero con muchísimo gusto compartiría los conocimientos que tengo, si fuera el caso. No tengo intención de ser el único que lo use; de hecho, me gustaría si alguien más lo tuviera.

Siso recuerda entre risas que Regreso a casa, segunda canción de su nuevo disco, se le ocurrió en la ducha al día siguiente de ganar el Grammy.

– ¿Es una canción que, dirías, contiene lo que sentiste luego de obtener el premio?

– Sí. Presenta cierta nostalgia lógicamente. Tenía muchísimas ganas de ir a mi país, abrazar a mis padres y darles esa buena noticia. Es un tema que me transmite mucha paz, esperanza y alegría. A pesar de ser un tema lento, me produce todos esos sentimientos juntos y todos son muy bonitos. Por ser el primer tema que compuse después de Identidad, quise ponerlo después de la introducción.

Miguel luce orgulloso en su foto de perfil de WhatsApp la portada de Itinerante. Una imagen que presenta una mezcla de elementos curiosos, desde una guayaba, pasando por un gran elefante que es la atracción principal, hasta un cardenalito. Este diseño fue creado por una artista muy cercana al músico, su esposa.

– Bárbara Sánchez, quien además es tu esposa, diseñó la portada de Itinerante, ¿qué tanta influencia tiene tu pareja en el proceso de creación de tus producciones? ¿Ha diseñado las portadas de tus otros álbumes?

– Bárbara siempre ha sido parte fundamental de mi vida. Es una persona que me inspira y ha sido la musa que he tenido para muchas canciones. Le he compuesto más de treinta canciones. En La siembra del cuatro, grabé un tema titulado Lágrimas dulces; en Identidad, Sonidos de la ausencia, Tiempo y Luna de madera. Esos temas fueron dedicados a ella. En Itinerante, un tema llamado Caminos es inspirado en ella. Siempre ha estado muy presente en mi música y en mi vida. Fue mi amiga por muchísimos años, después fue mi novia y ahora mi esposa. Es una persona que me complementa. Es la diseñadora de este disco porque creo mucho en su arte. Me encantan las cosas que hace y siempre quise que trabajara conmigo. Ella diseñó la portada del primer sencillo de este disco, que es Cardenal. Ese lanzamiento tenía un arte que hizo ella. También hizo la segunda versión de la portada de La siembra del cuatro, a petición mía. El de Identidad no lo hizo ella, sino Liu Prato, una diseñadora venezolana talentosísima.

Somewhere in the World es un homenaje de tu nuevo disco a Irlanda. ¿Cómo fue que decidiste ir a vivir allá? ¿Crees que es un destino agradable para los músicos venezolanos?

Es una canción que dedico a Irlanda por recibirme y hacer sentir parte de ellos. La gente aquí es muy amable y servicial. A pesar de estar lejos de casa y tener un clima tan diferente al de Venezuela, me siento muy bien. Es un país totalmente diferente a Venezuela. Estoy aquí porque a mi esposa le salió una propuesta de trabajo para acá. Era una propuesta que representaba mucho en su desarrollo profesional y yo la quise apoyar. Fue una decisión más como de familia, no fue una decisión personal. Ni ella ni yo pensamos que en algún momento íbamos a vivir aquí, pero ya ves las sorpresas que te da la vida. Nos han recibido muy bien. Espero poder aportar con mi música a los espacios culturales y poder aprender más de sus tradiciones. No he tenido tanto contacto con la música irlandesa, pero sí he tocado con algunos grupos irlandeses y eso me inspiró para hacer esta canción.

Cuerdas y retrospección

Miguel asegura que le diría a su yo del pasado que estudiara idiomas, especialmente, el inglés. “En Venezuela nunca tuve el interés de aprenderlo, pese a que viajaba mucho, porque siempre tuve traductores o estaba acompañado. Al mudarme quise estudiarlo formalmente porque iba a vivir en un país donde se habla inglés como lengua principal, y al principio me costó un poco”.

-Tu padre te enseñó los primeros acordes de cuatro. ¿Qué tanto ha influido su figura en tu carrera?

– Mi padre es una gran referencia para mí. Fue quien me presentó la música y la primera persona que vi tocando el cuatro. Siempre fue y será un referente para mí. Tengo todo que agradecerle, mi formación como músico y como ser humano. Es un gran ejemplo para mí.

– Se considera que la oferta de estudios en cuanto a música en Venezuela es limitada. ¿Cómo fue tu experiencia en el Conservatorio de Educación Musical Integral y, posteriormente, en el Instituto Universitario de Estudios Musicales (CEMI, con sede en San Félix)?

– Venezuela no tiene muchas opciones en cuanto a estudios musicales. Poco a poco se van abriendo espacios. Ojalá en el futuro existan más opciones para que las personas puedan formarse como músicos. Mi experiencia en el CEMI fue maravillosa. Estuve ahí desde los nueve años. Entré sin saber tocar ni un poquito, solo tres acordes que me había enseñado mi papá. Me desarrollé como músico, aprendí a tocar instrumentos, leer la música, componer, dirigir… Agradezco mucho los valores y responsabilidad que me enseñaron desde que entré. Estudiar en el Instituto Universitario de Estudios Musicales me permitió redescubrirme como músico. Era un universo nuevo de lo que se podía aprender, desde música clásica hasta el jazz que fue lo que estudié: Ejecución Instrumental mención Jazz. Vincular eso con el cuatro fue un sueño y me permitió conocer nuevos colegas con los que he trabajo y son unos súper músicos también formados en esa institución.

– ¿Qué expectativas tenías del mundo cuando estabas tocando en tu habitación de Los Mangos, en Ciudad Guayana? ¿Las cosas han resultado como lo soñabas?

– Cuando estaba formándome como estudiante simplemente quería tocar el cuatro solista. Yo quería ser concertista de cuatro. La vida me ha dado la fortuna de cumplir mi sueño en ese sentido. Siempre he sido un soñador. Después quise aprender otros instrumentos, grabar un disco, componer, producir para otros artistas… He tenido la fortuna de cumplir varios de mis sueños. Quizás cuando estaba empezando en la música no tenía muchas aspiraciones más allá de divertirme, aprendiendo, tocando, explorando con el instrumento la música venezolana, que era lo más cercano que tenía.

– Hace tres años saliste de Venezuela. ¿Cómo vives, estando en Irlanda, la situación del país y qué piensas al respecto?

– Mucha gente pensará que uno como venezolano en el exterior se desconecta un poco de la realidad de Venezuela, pero lo cierto es que lo vive de otra manera. A veces es hasta más intenso, porque el que está en Venezuela siempre te dice que está bien, que sigue con las mismas crisis…, pero el venezolano resuelve día a día. Cuando uno está afuera y ve el contraste de las cosas que son tan normales y básicas en cualquier país, y en Venezuela sería un lujo, sufres demasiado. Extrañas a tu familia y sufres por todo lo que pueden estar pasando ellos. Es una desesperación por no poder ayudarlos más y una constante preocupación por cómo crece la crisis día a día.

– ¿Qué te aportó el proyecto de La casita de castaño con El Quinteto menos uno?

– ¡Guao! La casita de castaño es un disco muy importante. Fue el primer disco que produje y, además, junto a mis amigos de El quinteto menos uno. Es un episodio que marcó mi vida y desde allí quise dedicarme más a componer, grabar, hacer una discografía. Me encantó el mundo de las grabaciones, el audio y los arreglos. Me encantó la producción musical.

Las amistades que Miguel entabló en Puerto Ordaz lo recuerdan como una persona sencilla y humilde. Siso considera que cada persona que ha pasado por su vida ha aportado, ya que cada ser humano es un reflejo de lo que está a su alrededor. Guayana ha marcado la música de Miguel Siso y él, ahora, deja las suyas por el mundo.