En la Semana Santa recordamos el viacrucis de Jesús, un camino doloroso y cruel, pero la semana mayor termina con la resurrección. También la escuela venezolana tiene su viacrucis hoy, con estaciones muy dolorosas, con mucha gente llevando cruces: educadores, directivos, alumnos, familias.
¿Qué ciudadano de este país no carga hoy no una sino varias cruces? Pero también hay gente y organizaciones que están ayudando a mitigar ese peso.
Las cruces de la escuela venezolana no aparecieron con el Covid-19, pero esas cruces se han vuelto más pesadas. Pero después del viacrucis está la resurrección. Del camino de la cruz y de la resurrección de la educación del país trata esta columna.
La cúpula del socialismo del siglo XXI no improvisó con relación a este compromiso con el ñangarismo internacional.