“Nadie puede afirmar algo sobre lo que ni siquiera se ha planteado y por eso las personas honestas pueden indignarse cuando se hacen acusaciones falsas”, enfatizó el canciller.
“Todos estamos pagando un precio por la guerra de Rusia contra Ucrania, pero el precio que pagamos es en dinero, mientras que el que pagan los ucranianos es en sangre”, expuso Jens Stoltenberg.
La maniobra de Rusia fue una respuesta a la autorización de Joe Biden que permitió el uso de los misiles estadounidenses Atacms y británicos Storm Shadow.
Las relaciones entre Venezuela y Brasil no pasan por su mejor momento, después de que Luiz Inácio Lula Da Silva ha reprochado a Maduro que no haya presentado pruebas de su triunfo en las elecciones.
Los burócratas de la ONU y otras organizaciones se dejaron de consideraciones de DD HH, ni de análisis históricos ni culturales. Se dedicaron a mantener el cargo y a degustar del jerez y los buenos vinos en los restaurantes de Washington o Nueva York.
Las declaraciones fueron inusuales por la clara exposición de sus condiciones para acabar con la guerra en Ucrania, pero no incluyó nuevas exigencias.
No entiendo mucho toda esta discusión en torno a las elecciones venezolanas: no serán ni libres ni democráticas. Ya está. Maduro no lo disimula. Falta todo, libertades, instituciones independientes y hasta opositores.
Lo de Ucrania es simple: primero el retiro de las tropas invasoras. Es ridículo, vergonzoso proponer “banderas blancas” o “negociaciones” sin esa condicionante.
La semana pasada el ministro de Exteriores venezolano, Yván Gil, aseguró durante una visita a la capital rusa que las relaciones de su país con Rusia atraviesan su “mejor momento”.
Aunque nunca entró en vigor, el acuerdo fue ratificado por 178 países, incluidas las potencias nucleares Francia y Reino Unido, y tiene un valor simbólico.