Los neoprogres, para abreviar, en los 3 días que se reunieron en Puebla no se acordaron que los gobiernos neoliberales a que se refieren fueron democráticamente electos ni tuvieron tiempo para el tema Venezuela ni la corrupción ni el deterioro del estado de derecho en ese país.
¿Y por qué esta vez sí confiar en un diálogo con la dictadura? Porque el régimen está muy acorralado. Sus mentiras y excusas han perdido fuerza y credibilidad. El informe Bachelet fue el golpe de gracia.
Ese informe es una forma de decir no que el régimen de Nicolás Maduro está desnudo, sino una forma de mostrar que los que están desnudos son los gobiernos y países que apoyan la dictadura venezolana, los que se abstienen.
Antonio Guterres habló de “negociaciones serias”. ¿Lo dijo en serio?, ¿con la dictadura chavista?, ¿con Maduro y los generales?
Hay quienes no confían mucho en Bachelet por su filiación ideológica y política. Otros sostienen que en función de lo que vio no puede hacer otra cosa que condenar el régimen de Maduro y reclamar una “basta ya” en Venezuela.
Resulta que ahora el Lava Jato, considerado uno de los mayores casos de corrupción que se conocen, está viciado de nulidad. Que todo fue un plan pergeñado por el juez superestrella Sergio Moro para meter preso a Lula.
Es un hecho que China y Rusia han metido mucho dinero en Venezuela y que la inversión en Maduro puede salirles muy onerosa. Es entendible, entonces, que traten de cuidar sus intereses.
Es cierto que han habido maniobras por parte del Gobierno boliviano y que ya en cierta medida hay fraude por cuanto se utiliza el poder del Estado. No deja de ser importante, empero, saber que Evo no va a contar los votos a su gusto y gana.
Es muy difícil hacer un pronóstico, anticipar lo que puede ocurrir. Hoy se da por seguro que Macri y CFK finalmente serán candidatos, pero eso recién se resuelve en elecciones internas en agosto.
El tema venezolano, indican, ya no es un tema interno de Venezuela, se ha transformado en un tema a nivel continental, en particular sudamericano.