Valencia. La corrupción es un mal que lleva décadas carcomiendo a Venezuela en todas sus aristas. Por eso, Transparencia Venezuela dicta desde hace dos años su programa formativo Enclave Anticorrupción.
Humberto Torres es coordinador de la ONG en Carabobo. Define el programa como el espacio de formación de la Red de Jóvenes Anticorrupción. La idea es que esos jóvenes tengan herramientas para hacer activismo contra la corrupción.
De acuerdo con el informe más reciente de Transparencia Internacional, Venezuela es uno de los cinco países más corruptos del mundo. El peor de América, con 13 puntos.
Venezuela, eje de la corrupción
Pago de sobornos y cooptación de jueces y fiscales en todos los niveles del sistema de justicia, son parte los principales problemas del país. Estos mecanismos utilizados por las redes delictivas buscan asegurar la continuidad de sus actividades ilícitas, así como su impunidad.
No es la única organización internacional que dice esto. El Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC) de las Américas Society/Council of the Americas y Control Risk también le dio el peor puntaje del bloque a Venezuela durante 2023 con un total de 1,46. Con esta nota Venezuela repite por quinto año consecutivo.
Resultados como este motivan la existencia de Enclave Anticorrupción.
En el caso de Carabobo, las propuestas fueron variadas, desde juegos para denunciar la corrupción, aplicaciones de denuncia y contraloría, hasta talleres y expresiones de activismo.
Enclave
Mayela y Yenifer fueron las ganadoras de la segunda cohorte de Transparencia Carabobo por el proyecto Movilizarte. Llegaron al programa gracias a otros proyectos de la ONG.
Fue el de pintura rápida de La Movida Legal. Realizamos unas obras y quedamos muy interesadas en el tema de denuncia social y quise realizar más obras de este tipo como método para concientizar e informar”, indicaron.
Cuando el profesor y director de la seccional Carabobo de Transparencia Carabobo, Humberto Torres, les hizo la propuesta, inmediatamente aceptaron.
Para Mayela, la corrupción siempre ha estado ahí y eso le preocupa. Su presencia en Venezuela evidencia que ha habido una adaptación a su existencia. “Ha carcomido muchos de los valores del venezolano, nos ha vuelto incluso apáticos. Es como una enfermedad”.
Durante el programa, los facilitadores hicieron hincapié en aprender a diferenciar entre dos tipos de corrupción. Por un lado, los grandes casos de corrupción, como ocurre con el de Pdvsa Cripto, o el de Odebrecht. Por otro, los pequeños casos de corrupción que pueden ser la reventa de las cajas CLAP.
Los facilitadores precisaron que la principal diferencia entre ambas es que los grandes casos de corrupción afectan a grandes poblaciones y el dinero robado suele repercutir de forma directa en la calidad de vida de los afectados y representan una violación de los derechos humanos.
Además, en los grandes casos de corrupción suelen participar altos miembros del gobierno. De ellos se desprende un amplio entramado corrupto que facilita los procesos para lograr burlar las barreras de seguridad y seguir delinquiendo.
Torres dice que ante la gran opacidad informativa de Carabobo se dificulta medir la corrupción. Lo que sí puede decir es que el entramado es tan denso que se ramifica en el ámbito internacional.
Carabobo corrupta
En Carabobo esto se plasma en obras de envergadura que han quedado inconclusas. Aquí destacan el ferrocarril Simón Bolívar, el metro de Valencia, el hospital de Bucaritos, la finalización del Ciclo Básico de Ingeniería de la Universidad de Carabobo y el nuevo puerto de Puerto Cabello, entre otras.
Estas obras han pasado por gobiernos de varios colores, por eso Torres dice que la corrupción no tiene color político, sino un sistema vulnerable y personas que pueden caer en ese sistema. Lo que sí puede afirmar es que en los últimos 20 años la corrupción aumentó.
“Esto no es algo espontáneo. Todos los países tienen corrupción pero no la corrupción de Venezuela”, dijo Torres.
Yenifer y Mayela llevaron el arte y lo combinaron con activismo formando la terminología artivismo, una palabra que si bien no es nueva en Venezuela no es una de las principales formas de protesta.
A juicio de ambas, los artistas crean mediante sus obras universos que reflejan el sentir interior en conjunto con el contexto que se vive.
Esos mensajes intentamos que toquen al espectador y al hacerlo entren en comunicación, en un diálogo”, indicaron.
Artivismo
Que el arte sea capaz de tocar temas como la corrupción es un forma de reinventar la protesta. No se puede olvidar que Venezuela es un país en el que la sociedad civil afirma estar desgastada.
En contextos como este, el arte no solo unifica sino que moderniza el concepto que tiene cada quien de alzar la voz y ser incómodo al poder.
Mayela considera que ese factor del arte de conectar y mover sensibilidades es fundamental.
“Te conecta con quien siente algo similar y con el que no lo siente, pues te pone en sus zapatos y eso te lleva de una forma u otra a actuar”, dice.
En este sentido ambas participantes explicaron que Movilizarte consiste en la realización de una exposición colectiva e itinerante que tiene como temática la corrupción, la anticorrupción, la integridad y la transparencia.
La idea es crear exposiciones en las que varios artistas intervengan y muestren realidades que evidencien la corrupción. Sin embargo, en el país los museos están a la disposición del Gobierno y muchas veces solo son los privilegiados quienes tienen acceso a exponer. Mayela y Yenifer pensaron en la idea de exponer en las comunidades. “Que el museo llegue hasta el barrio y haga a la gente reflexionar”.
Ahora, más allá de los proyectos, la idea de Transparencia Venezuela es que los jóvenes se involucren en asuntos sociales y denuncien la corrupción. Aun cuando el sistema esté viciado, la denuncia es la clave del cambio.