La pauta completa de la vacuna de Pfizer/BioNTech muestra inicialmente mayor efectividad contra la COVID-19 provocada por la variante delta que la del preparado de AstraZeneca/Oxford, aunque la eficacia de la primera decae más rápidamente. Así lo revela un estudio preliminar publicado este jueves.
La investigación, liderada por expertos de la Universidad de Oxford, detectó que, en infecciones con alta carga viral, la efectividad de la vacuna de Pfizer un mes después del segundo pinchazo es un 90% mayor que la presente en individuos sin vacunar. Sin embargo, cae al 85% y al 78% después de 2 y 3 meses, respectivamente.
En el caso de AstraZeneca, la protección equivalente de la vacuna fue del 67% (un mes), 65% (2 meses) y 61% (3 meses), respectivamente.
Niveles máximos de virus
El estudio, sin revisar aún por la comunidad científica, analizó datos del Servicio Nacional de Salud británico (NHS). Dichos datos se recopilaron entre diciembre de 2020 y agosto de 2021. Asimismo, examinaron los tests de 700.000 pacientes antes y después del 17 de mayo. Es decir, cuando la variante delta se convirtió en la dominante en el Reino Unido.
Sus resultados, explicaron los autores en un comunicado, sugieren que aquellos que contraen la COVID-19 por la variante delta después del segundo pinchazo, tienen niveles máximos de virus similares a los de las personas que no se vacunaron.
También subrayaron que las vacunas no eliminan la posibilidad de contraer la enfermedad. No obstante, sí reducen el riesgo de contagio y siguen siendo la forma más efectiva de garantizar protección ante la variante delta.
“Todavía no sabemos cuánta transmisión pueden provocar las personas que contraen COVID-19 después de ser vacunadas. Pueden tener, por ejemplo, niveles altos de virus durante períodos de tiempo más cortos”, indicó Sarah Walker, experta en estadística médica y epidemiología de la Universidad de Oxford.
Vacunar a la mayor cantidad de personas
El hecho de que esos pacientes puedan presentar altos niveles, sugiere que “las personas que no están vacunadas pueden no estar tan protegidas ante la variante delta como esperábamos”.
“Esto significa que es esencial que se vacune a tanta gente como sea posible, tanto aquí en el Reino Unido como en el resto del mundo”, agregó Walker.
Su colega Koen Pouwels observó que la efectividad de Pfizer y AstraZeneca, presenta “ligeras disminuciones” ante “todas las infecciones” e “infecciones con alta carga viral”. Pese a ello, la eficacia general de las vacunas es “aún muy alta”.
En paralelo, los expertos también constataron que una dosis del preparado de Moderna (desarrollado en Estados Unidos, EE.UU.), tiene una eficacia ante la variante delta “igual o mayor” que las otras 2 vacunas. Sin embargo, aún no disponen de datos para evaluar su efectividad tras la pauta completa.
Nuevas infecciones
Respecto a los intervalos entre dosis, el estudio comprobó que este factor no altera la eficacia de las vacunas para prevenir nuevas infecciones. De igual forma, detectaron que los grupos más jóvenes (18-34 años), presentan niveles de protección más altos que los mayores (35-64 años).
Los investigadores señalaron que sus conclusiones podrían servir para asesorar al Comité Conjunto sobre Vacunación e Inmunización (JCVI). Este debe decidir si recomienda la administración de una tercera dosis de refuerzo de cara al otoño.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., la eficacia hace referencia “a la protección de la vacuna medida en los RCT, normalmente bajo condiciones óptimas en que el almacenamiento y la distribución de las vacunas son monitoreados, y los participantes son generalmente sanos”.
En cambio, se habla de efectividad para destacar “la protección que brinda la vacuna según se midió en los estudios de observación que incluyen personas con afecciones médicas subyacentes que han estado recibiendo vacunas de parte de diferentes proveedores de atención médica, bajo condiciones reales”, aclaró la CDC.