Sin especificar cantidad, ni estrategia de distribución, ni la inversión en la compra del medicamento que aún no sale abiertamente al mercado, Nicolás Maduro anunció el domingo la llegada al país del Molnupiravir, un antiviral de amplio espectro que está en fase 2/3 de experimentación para prevenir hospitalizaciones y muertes por COVID-19.
Molnupiravir (o Lagevrio) es el primer medicamento oral diseñado para tratar la COVID-19 que es aprobado por una agencia reguladora de fármacos (la Agencia Reguladora de Medicamentos de Reino Unido).
La farmacéutica Merck (o MDS), empresa que junto a Ridgeback Biotherapeutics produce el antivírico oral, señala en su estudio publicado y actualizado el 26 de noviembre, que el fármaco fue capaz de reducir el riesgo relativo de muertes y hospitalizaciones en un 30%, en comparación con el 50% que habían anunciado en su anterior estudio.
El medicamento se debe administrar por cinco días, cuando aparecen los primeros síntomas de la COVID-19. Merck está desarrollando el fármaco para tratar los síntomas leves y moderados de COVID-19 en personas adultas con una prueba diagnóstica positiva y que tengan alguna predisposición a desarrollar una fase grave de la enfermedad.
“Claro, debe aplicarse en los primeros días de infección que es cuando el virus se está replicando en la célula humana. Si se aplica a los 10 días de haber sentido los síntomas, sería muy tarde, ya se habría esparcido el virus en las células de la persona”, explicó la viróloga y miembro del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Flor Pujol, en entrevista con Correo del Caroní.
¿Cómo funciona el fármaco?
Según los estudios preliminares arbitrados en revista científica, Molnupiravir puede evitar que el SARS – Cov-2 se replique en las células humanas porque actúa directamente sobre la enzima que el virus usa para replicarse, introduce un exceso de mutaciones en el material genético del virus y provoca un error en ese proceso de reproducción.
Lo que preocupa levemente a la comunidad científica es que existe una mínima posibilidad de que el uso prolongado del fármaco modifique genéticamente las células humanas. “El uso del medicamento es solo por cinco días, pero no sabemos qué alteraciones pueda generar el uso prolongado, recordemos que el paciente está ingiriendo un agente mutagénico”, dijo la viróloga.
“Las polimerasas humanas son distintas de las polimerasas virales. El Molnupiravir está diseñado y reconoce la polimerasa viral, no la polimerasa humana, pero siempre podría haber una pequeña preocupación sobre el uso continuo, pero en este caso estamos hablando de aplicarlo cinco días”, aclaró.
Aún en fase experimental
La comunidad científica opina que “medicamentos como Molnupiravir podrían cambiar el curso de la pandemia si los resultados de los ensayos clínicos se mantienen en el mundo real”.
Pero el análisis principal del estudio comprende una muestra pequeña de personas, apenas 1.433 pacientes, y la eficacia por ahora, no es muy alta. Los estudios deben continuar.
La Agencia Reguladora de Medicamentos de Reino Unido aprobó el uso de emergencia del fármaco el pasado 4 de noviembre. Merck espera que en los próximos días la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y la Agencia Europea de Medicina emitan una respuesta sobre la solicitud de aprobación de emergencia del antiviral.
A finales de octubre, el Fondo de Patentes de Medicamentos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) firmó un acuerdo de licencia voluntaria con Merck (MSD), que permite la producción de una versión más asequible del medicamento (versión genérica) a al menos 105 países de ingresos bajos y medios luego delas aprobaciones regulatorias necesarias. La mayoría de los países de América Latina y el Caribe quedaron fuera del acuerdo.
MSD ya había entablado acuerdos voluntarios con al menos ocho fabricantes de medicamentos en India.
Por ahora, más de cinco países han anunciado la compra del fármaco, entre ellos, Corea del Sur, Malasia y Australia.
La OMS espera que tanto vacunas como medicamentos que surjan y cuya eficacia sea comprobada, concedan licencias abiertas y transparentes para aumentar el suministro y la asequibilidad de todas las herramientas que la humanidad disponga contra la COVID-19, especialmente en países pobres, y con cobertura vacunal mínima.