martes, 21 enero 2025
Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Percibimos el tiempo según nuestros latidos del corazón

Esta conexión entre la percepción del tiempo y el latido del corazón tiene su origen en la bioenergética, que ayuda al cerebro a gestionar el esfuerzo y los recursos en función de los cambios en los estados corporales.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Cornell descubrió que la percepción momentánea del tiempo no es continua, sino que puede estirarse o encogerse con los latidos del corazón.

La investigación aporta pruebas de que el corazón es uno de los guardianes del tiempo del cerebro. De hecho, desempeña un papel fundamental en la sensación del paso del tiempo, una idea contemplada desde la antigüedad, afirmó Adam K. Anderson, profesor de psicología.

“Nuestra investigación demuestra que la experiencia del tiempo momento a momento está sincronizada con la duración de los latidos del corazón y cambia con ellos”, aseguró Anderson.

Los resultados revelaron lo que los investigadores llamaron “arrugas temporales”. Cuando el latido que precedía a un tono era más corto, el tono se percibía como más largo. Cuando el latido precedente era más largo, la duración del sonido parecía más corta.

Decisiones temporales

“Estas observaciones demuestran sistemáticamente que la dinámica cardiaca, incluso dentro de unos pocos latidos, está relacionada con el proceso de toma de decisiones temporales”, según los autores.

El estudio también demuestra que el cerebro influye en el corazón. Tras oír tonos, los participantes en el estudio centraron su atención en los sonidos. Esa “respuesta orientadora” modificó su ritmo cardiaco, afectando su experiencia del tiempo.

“El latido del corazón es un ritmo que el cerebro utiliza para darnos la sensación de que el tiempo pasa”, dijo Anderson. “Y no es lineal: se contrae y se expande constantemente”.

Esta conexión entre la percepción del tiempo y el latido del corazón tiene su origen en la bioenergética, que ayuda al cerebro a gestionar el esfuerzo y los recursos en función de los cambios en los estados corporales, incluido el ritmo cardíaco.

La investigación demuestra, según Anderson, que en intervalos de subsegundos demasiado breves para pensamientos o sentimientos conscientes, el corazón regula la experiencia del presente. “La influencia pura del corazón, de latido en latido, ayuda a crear una sensación de tiempo”, explicó Anderson.