viernes, 19 abril 2024
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Pacientes crónicos piden continuidad de sus tratamientos, pese a pandemia por COVID-19

Las restricciones de movilidad y de transporte, las fallas en el suministro de combustibles, la suspensión de las consultas y las cirugías en los hospitales públicos, han perjudicado la continuidad de los tratamientos. | Foto Reuters

En los últimos meses los teléfonos no han parado de sonar en la Asociación Civil Conquistando la Vida (Aconvida), una organización que da apoyo y compañía a pacientes oncológicos. A toda hora las personas llaman a la organización en busca de múltiples ayudas relacionadas con su condición. Y ahora, en medio de la cuarentena en Venezuela, también se sumaron las llamadas para preguntar o pedir ayuda relacionada con diagnósticos de COVID-19.

A Mildred Valera, representante de Aconvida, cada vez le cuesta más luchar contra el agobio que le genera escuchar innumerables veces la dramática realidad que tienen que afrontar los pacientes oncológicos en el país, no solo en medio de una pandemia, sino también de una emergencia humanitaria compleja derivada de la inestabilidad económica, social y política de los últimos años.

A los números de Aconvida llaman sobre todo para solicitar donaciones de medicamentos para pacientes oncológicos y tratamientos de quimioterapia. Pero también se comunican para pedir información sobre centros médicos donde estén atendiendo a este tipo de pacientes crónicos, y para saber dónde las consultas o los exámenes son un poco más económicos. Otras veces llaman para denunciar que no les permiten el acceso al metro de Caracas, o no tienen dinero para pagar el pasaje en una camionetica cuando deben ir a una consulta.

Entre tantas peticiones, Mildred a veces no encuentra palabras de consuelo ni soluciones para cada caso. Sobre todo, para calmar el desespero y el estrés que puede generar en un paciente oncológico saber que todas las consultas y cirugías programadas en hospitales públicos están prácticamente paralizadas. Como es el caso del Instituto de Oncología Luis Razetti, en Caracas, donde justo hace varios días hubo una protesta de pacientes que denunciaban que tanto las consultas, como los protocolos de quimioterapia tenían al menos tres semanas suspendidos.

La información que manejan en Aconvida es que en el Luis Razetti solo están atendiendo estrictamente emergencias oncológicas y que tratamientos o nuevas citas están suspendidas hasta que los médicos y el personal que allí labora sean vacunados por completo y con la dosis que corresponde contra la COVID-19, debido a que ni siquiera cuentan con el equipamiento necesario para prevenir el contagio. Además, los pacientes crónicos también son población de riesgo ante el virus.

En el país, la vacunación del personal de salud comenzó a principios de marzo con la llegada de las primeras 100 mil dosis de Sputnik V. Hasta finales de ese mismo mes, solo 98 mil trabajadores de la salud habían sido inmunizados, según la última actualización del informe sobre la situación en Venezuela, de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Se estima que en el territorio nacional existen, aproximadamente, 400 mil trabajadores dentro del gremio.

 

Cada quien tiene sus protocolos y sus tiempos, y no todas las quimioterapias son iguales, pero una vez que se comienza el tratamiento, independientemente de la que sea, y luego se paraliza, ese tratamiento queda sin efecto, ya no es igual y hay que empezarlo desde cero”.

Desde mediados de 2020, la cuarentena en el país se vive bajo un sistema que el gobierno de Nicolás Maduro llamó 7+7, y que consiste en una semana de cuarentena radical y otra de flexibilización. En las semanas de radicalización los sistemas de transporte como el metro de Caracas y Los Teques y el ferrocarril de los Valles del Tuy, solo pueden ser utilizados por sectores priorizados y el transporte interurbano queda suspendido. Esto limita la movilidad de las personas, incluyendo a quienes deben acudir a una cita médica. A todo esto, también se le debe sumar la intermitencia en el abastecimiento de gasolina y gasoil, las cuales tienen fallas desde el año pasado.

Otra realidad es que una consulta privada puede llegar a costar entre 40 y 50 dólares, y en sitios más económicos como la Clínica de Prevención del Cáncer, que pertenece a la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, tiene un costo de entre 20 y 30 dólares. Igualmente, estos precios no son asequibles para todos. Venezuela es un país con un sueldo mínimo actual de, aproximadamente, 1.800.000 bolívares, lo equivalente a menos de un dólar según la tasa actual.

Desde la perspectiva de Mildred, las personas que más oportunidades tienen de costear sus gastos médicos son quienes reciben ayuda desde el exterior. Sea a través de familiares, amigos o de campañas de donaciones. Pero en general, toda esta situación de paralización y altos costos de los tratamientos perjudica gravemente los protocolos de quimioterapia de los pacientes que están comenzando esta etapa, o que ya tenían una parte completada del tratamiento, debido a que corren el riesgo de perder todo el avance y los efectos al no tener la continuidad requerida.

“Cada quien tiene sus protocolos y sus tiempos, y no todas las quimioterapias son iguales, pero una vez que se comienza el tratamiento, independientemente de la que sea, y luego se paraliza, ese tratamiento queda sin efecto, ya no es igual y hay que empezarlo desde cero. Aparte de todo el estrés y toda la ansiedad que eso causa, puede hacer que la enfermedad camine a pasos agigantados”, explica Mildred, quien, además, es paciente oncológica en remisión.

En 2015, Mildred fue diagnosticada con cáncer de mama. Ahora mismo es paciente en remisión, esta etapa significa haber superado el proceso de quimioterapias y es cuando se comienza una terapia hormonal para evitar que el cáncer regrese. Pero ser paciente crónico en remisión tampoco es fácil, en la actualidad han llegado reportes a Aconvida, de que las hormonoterapias tampoco están llegando con el flujo necesario.

Desde que inició la emergencia humanitaria en Venezuela hasta la actualidad pandémica, lo que piden los pacientes oncológicos, y con otras condiciones crónicas, es la continuidad de sus tratamientos y que haya disponibilidad suficiente. Es decir, que el que ya pasó por el proceso tampoco está protegido.

El boletín de incidencia y mortalidad del cáncer, realizado por la Sociedad Anticancerosa y la Universidad Simón Bolívar, estimó que en 2019 hubo una incidencia para ambos índices de 64.088 nuevos casos. En consecuencia, la tasa fue de 198,91 diagnósticos por cada 100 mil habitantes. En el caso de la mortalidad por cáncer para ambos géneros, fue de 28.304 defunciones. En este sentido, la tasa de mortalidad fue de 87,85 defunciones, por cada 100 mil habitantes.

Desde Aconvida no se atreven a dar cifras de cuántos pacientes oncológicos estiman se han contagiado de COVID-19 en Venezuela. Su trabajo ahora mismo está enfocado en atender cada llamada que llega a través de sus números telefónicos y dar toda la ayuda que esté en sus manos. Mildred solo comenta de dos casos específicamente de los que tuvo conocimiento: “Gracias a Dios ambos lo superaron”.