Venezuela superó los 30 mil casos de COVID-19. Hasta ahora registra un saldo de 297 fallecidos por el virus. Para su novena semana epidemiológica el país registra un aumento del 134% de los casos, ¿cómo parar la curva del contagio?
La respuesta sigue siendo la misma en cuanto a la responsabilidad de la sociedad civil: lavado de manos -el que tenga agua disponible-, distanciamiento social y uso del tapabocas. En el foro de TalCual, Curva de contagio, ¿cómo detener la COVID-19?, el infectólogo y parte de la comisión COVID-19 de la Asamblea Nacional legítima, Julio Castro, reiteró a la sociedad civil que no hay otra cosa que disminuya las probabilidades de contagio que las medidas de bioseguridad ya establecidas.
Castro explicó que el combustible que dispara los contagios siempre será el contacto físico humano: “si nosotros no modificamos ese combustible, no vamos a lograr controlar la epidemia. Si no mantienes la presión sobre el virus con determinado tipo de medidas, el virus reaparece; hay muchos ejemplos en el mundo de eso”.
La idea fundamental del control epidemiológico es cortar la transmisión viral entre las personas, en un contexto en el que la infraestructura hospitalaria y la atención primaria están en condiciones precarias, el especialista recalcó lo que personal sanitario viene predicando desde la entrada del virus a Venezuela: lo imperativo del acatamiento de las medidas de bioseguridad.
“Esto tiene un impacto sobre la reproducción del virus muy intensa, mucho más intensa que cualquier medicamento, no hay ningún medicamento en el mundo, hasta ahora, que tenga la capacidad de disminuir la transmisión como lo hace el tapabocas, lavado de manos y distanciamiento físico”, reiteró.
Indicó que, también, es importante tejer redes de apoyo: “si no mostramos solidaridad con nuestros pares, la pandemia podrá más que nosotros”.
Insistir en la descentralización de pruebas
Siempre habrá una interrelación entre la tasa de contagio y la capacidad de atención del sistema de salud, esta última responsabilidad única del Estado venezolano, por eso Castro señala que, en países como Venezuela, con un sistema sanitario precario, la flexibilización de las medidas debe ser reducida.
Julio Castro señala que, en países como Venezuela, con un sistema sanitario precario, la flexibilización de las medidas debe ser reducida | Fotos William Urdaneta | Archivo |
Dentro de las medidas que debe adoptar el gobierno de forma imperativa para sobrevivir a la curva de contagio está lo que la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales ha recomendado desde el inicio de la pandemia: la descentralización de las pruebas de reacción en cadena de polimerasa (PCR), única prueba que puede detectar la carga viral del SARS – Cov- 2 y que es fundamental para tomar el pulso al avance de los contagios para frenar la transmisión.
Castro estima que se estarían realizando entre 2.800 y 3 mil PCR diarias en el país cuando se deberían realizar de 5 a 6 mil. Informó que en el país hay laboratorios públicos y privados que ya hacen pruebas PCR rutinariamente para otras enfermedades.
“Estamos muy lejos de la meta que deberíamos tener, a pesar de que hemos presentado información a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y también al Ministerio de Salud sobre otros laboratorios del país que tienen la capacidad, disponibilidad y equipos para hacer pruebas, pero no se ha avanza, y la pregunta que nos hacemos es ¿por qué?”.
En el país también hay un método llamado genexpert que permite hacer pruebas PCR y tener un resultado dentro de 15 o 20 minutos. Sobre esto el infectólogo explicó que este método tiene una capacidad de hacer 200 pruebas diarias, y que es útil sobre todo en el área hospitalaria, para trasladar pacientes del área de terapia intensiva aislada al área no aislada y descongestionar los cupos hospitalarios una vez que se documente que el paciente ya no es contagioso. “Empiezas a movilizar mucho más eficientemente las camas, entre otras cosas”, dijo.
La educación como arma
Por otro lado, la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, María Graciela López, resaltó la importancia de la educación en plena expansión de la curva de contagio. “Esto es fundamental en un momento en el que muchos están buscando soluciones mágicas para no resultar infectados”, afirmó.
López explicó que la educación e información para la prevención debe estar organizada por grupos, y adaptada en cada caso con un mensaje claro para el qué hacer en el ámbito laboral, estudiantil, en el uso del transporte público e incluso información que incluya a la población pediátrica. Esta información debe ser comunicada por educadores y comunicadores confiables para la población: “las sociedades científicas no nos damos abasto, ese es un rol fundamental que debe asumir el Ministerio del Poder Popular para la Salud”.