El gremio de enfermería en el estado Bolívar sigue reclamando a las autoridades para que volteen su mirada y atiendan las precariedades en la que trabaja el sector salud.
Camilo Torres, vicepresidente del Colegio de Enfermería en Ciudad Bolívar, señaló que el Complejo Hospitalario Universitario Ruiz y Páez, por ejemplo, no cuenta desde hace cinco años con laboratorio para exámenes de bioanálisis, que terminan costeando pacientes en laboratorios privados.
En muchas unidades clínicas no hay agua, también escasea el material médico-quirúrgico, guantes, batas, tapabocas, para realizar un procedimiento a veces no tenemos ni un guante”
“Es bastante costoso hacer esos exámenes en laboratorios privados y son gastos que deben costear los pacientes. La salud se convirtió en una salud privada. La salud pública la privatizaron cuando el paciente debe cancelar de su propio bolsillo para recibir atención de salud en un hospital, debe comprar su tratamiento, desde una solución fisiológica, antibióticos y analgésicos”, denunció Torres.
Otra preocupación para el gremio de enfermería es la reconversión monetaria que entra en vigencia el próximo 1 de octubre.
“La reconversión monetaria es una devaluación del salario de los trabajadores, lleva a la esclavitud laboral y a la pobreza extrema, ya que se disminuye el poder adquisitivo de los trabajadores del sector salud. Y más porque han pasado más de 20 años y no se ha firmado un nuevo contrato colectivo en el sector salud del estado Bolívar”, agregó.
Reiteró que la situación del sistema de salud pública en Venezuela, prácticamente convertido en un servicio privado al requerir costear todo por parte del paciente, viola el artículo 81 de la Constitución. “Cuando van a operar a un paciente, lo primero que le piden es una lista kilométrica de materiales e insumos que tiene que comprar. La salud ya no es gratuita como establece el artículo 81 de la Constitución”.
Ni agua ni limpieza
En días pasado, durante una protesta del sector salud en Ciudad Guayana, la presidenta del Colegio de Enfermería en la zona, Maritza Moreno, denunció el colapso de las infraestructuras de los hospitales, donde además no hay buena iluminación ni agua en plena pandemia de COVID-19, cuando el requisito mínimo de prevención es el constante lavado de manos.
Las enfermeras recurren a luces auxiliares, como la de los celulares, para poder cateterizar una vía. También escasea el material de limpieza, como cloro, jabón y detergente.
“En muchas unidades clínicas no hay agua, también escasea el material médico-quirúrgico, guantes, batas, tapabocas, para realizar un procedimiento a veces no tenemos ni un guante. Además, la escasez de medicamento está por encima del 60%, los pacientes necesitan comprar todos los medicamentos para poder ser atendidos”, destacó Moreno.
