La falta de acceso a productos de higiene femeninos y educación sobre la salud menstrual, además de la deficiencia en la infraestructura para la gestión de los desechos, es uno de los problemas que presentan las mujeres que viven en las zonas rurales de Venezuela.
Marisela Castillo, directora de la ONG Acción por Venezuela, explicó que “las desigualdades sociales provocan que las niñas, adolescentes y mujeres rurales no cuenten con los recursos necesarios para atender su menstruación con dignidad y métodos adecuados que garanticen una correcta higiene y promueva el acceso a la salud”.
Con el objetivo de visibilizar esta situación, Acción por Venezuela, a través de su más reciente programa llamado Observatorio Venezolano de la Mujer Rural, realizó una serie de entrevistas a mujeres que viven en la zona rural de Turgua, ubicada en el municipio El Hatillo, estado Miranda, donde comparten detalles sobre las consecuencias que tiene la falta de agua y dinero sobre su salud menstrual.
“En los videos las mujeres entrevistadas aseguran que utilizan trapos ante la falta de toallas sanitarias y para calmar los dolores utilizan botellas de agua caliente que se las colocan en el vientre, además de tomar té con plantas naturales porque no pueden comprar analgésicos”, detalló Castillo.
Todo esto tiene consecuencias directas sobre sus vidas porque ante esta situación, tanto las niñas como mujeres deben faltar a clases o días de trabajo durante sus días de la menstruación, lo que agudiza la condición de pobreza en la que viven.
“Desde el Observatorio Venezolano de la Mujer Rural queremos visibilizar las necesidades y las condiciones de vida en que las mujeres están viviendo. Urge políticas públicas que atiendan la importancia de los insumos y acceso al agua limpia y saneamiento para la gestión de la menstruación como productos de primera necesidad en la Venezuela actual”, agregó.
Problema mundial
La organización internacional Global Citizen define la pobreza menstrual como “la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre higiene menstrual, baños, instalaciones de lavado de manos y, o, gestión de los desechos”.
Destaca que la salud menstrual no compete solo a las mujeres, ya que se estima que 2.3 millones de personas en el mundo viven sin servicios básicos de saneamiento, y en los países en desarrollo solo el 27% de las personas tienen instalaciones adecuadas para lavarse las manos en sus hogares, según datos de Unicef.
La mala higiene menstrual puede causar riesgos para la salud física y se ha relacionado con infecciones del tracto urinario y problemas de salud reproductiva”, advierte Unicef
¿Por qué es un problema? “La mala higiene menstrual puede causar riesgos para la salud física y se ha relacionado con infecciones del tracto urinario y problemas de salud reproductiva, según indica Unicef. Esto también impide que las mujeres alcancen su máximo potencial cuando pierden oportunidades cruciales para su crecimiento. Las chicas jóvenes que no reciben educación tienen más probabilidades de contraer matrimonio siendo niñas y, como resultado, un embarazo precoz, problemas de malnutrición, violencia doméstica y complicaciones en el embarazo”, señala Global Citizen.
Agrega que “la vergüenza menstrual también tiene efectos mentales negativos. Desempodera a las mujeres, haciendo que se sientan avergonzadas por un proceso biológico normal”. (Con información del Observatorio Venezolano de la Mujer Rural y Global Citizen)