Aprender de quienes saben llevó a Heliósteres Paredes Herrera a escribir el primer y único libro técnico de vías férreas de Venezuela, con el fin de capacitar a profesionales de esta área y asentar todos los conocimientos que adquirió en su trayectoria de más de 50 años.
Nacido en Maracaibo, estado Zulia, el 12 de marzo de 1938. Con mucho orgullo dice que es maracucho. Su papá se llamaba Helio y su mamá Teresa, de esa combinación vino su nombre. El cuadro familiar lo conformaban tres hermanas, dos hermanos, sus padres y él.
Por su papá llegó a Ciudad Guayana cuando tenía apenas 12 años, “mi padre vino a las empresas de aquí primero, después se fue y nos fuimos todos para Caracas”, recordó.
Más tarde estudiaría en la Escuela de Aviación Militar en Maracay; sin embargo, la muerte de su mamá lo llevó a retirarse cuando ya era brigadier. Nuevamente retornaría a Caracas, donde estudió geología y encontró el amor. Luego se graduó también en ingeniería de minas.
A la que sería su esposa, Neonís, la conoció porque ambos compartían la pasión por el Orfeón Universitario, ella de la Escuela Normal Gran Colombia y él de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Pese a que, en principio, su plan era trabajar como geólogo en Barquisimeto, la propuesta de dos profesores de incorporarse a las empresas básicas, y que su entonces novia fuese guayacitana, lo hizo decidir más fácil. “Me voy para Guayana”. Así llegó a la Orinoco Mining Company en los años 60.
Sed de saber
No conocía sobre vías férreas, pero se permitió descubrirlo, porque en el camino se cruzó con personas que lo instruyeron hasta ser quien es hoy.
Llegó a Ciudad Piar, en donde, además de dedicarse a aprender en lo que hoy es Ferrominera Orinoco (FMO), también culminó lo que dejó inconcluso en el pasado: el curso de aviación. Llegaron dos pilotos civiles que motivaron a quienes quisieron participar. De esta manera consiguió su título como piloto de aviación civil.
En FMO trabajó como geólogo cuando entró; sin embargo, después llegaría a la Gerencia de Ferrocarril. Sus primeras clases de vías férreas las tuvo con sus compañeros, “trabajadores de menor nivel académico, pero una gran enseñanza”, dijo.
En esta empresa escaló y cosechó logro tras logro como supervisor, supervisor general, asistente del superintendente, superintendente, hasta ser gerente general.
Lideró la construcción de vías férreas en San Isidro y Los Pijiguaos. Además dirigió la creación de líneas internas en empresas como Bauxilum, Sidor y Orinoco Iron.
Percibir el sobreesfuerzo de sus hombres en el campo lo motivó a diseñar la Heliodora, una máquina que perfora los durmientes de madera. “Los trabajadores tenían que perforar cuatro huecos de un lado y cuatro huecos del otro lado (…) ideé esta máquina que de un solo momento hacía los ocho”, contó.
En 2001, Paredes fue el director general del Grupo Riel, una asociación sin fines de lucro que agrupó a todos los ferroviarios en Venezuela, más de 300 profesionales de metros y ferrocarriles. Cada dos años realizaban un Congreso Ferroviario, el cual se ejecutó en varios estados y asistían extranjeros.
En 2006, el Instituto de Ferrocarriles del Estado (IFE) firmó un convenio con la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) para coordinar el Plan ferroviario de la región Guayana, la empresa con mayor presencia era Ferrominera Orinoco, por sus expertos que conformaron un gran comité, encabezado por Paredes.
Asimismo iniciaron el proceso para organizar las normas ferroviarias. A pesar de la aprobación de algunas, no pasó a más.
Ferroviario de corazón
No obstante, de ahí nació el Diplomado en Sistema Integral Ferroviario con duración de 6 meses, de la mano de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG), cuyos docentes fueron los que integraron el Plan nacional. Paredes formó a 7 cohortes.
Aunque hay fechas o años que no recuerda con exactitud, atesora el valor de lo vivido.
Su contribución en la educación del país continuó con la creación del pensum de la primera carrera universitaria en Tecnología Ferroviaria, Vías Férreas en la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo). También fue docente en la Universidad Católica Andrés Bello, extensión Guayana (UCAB Guayana).
Para el 2014 publicó su libro “para la consulta técnica, profesional y académica en el campo de las ferrovías, los principios y procesos del diseño y su construcción. Un libro importante de usos prácticos para los interesados en formarse y trabajar en este sector, con más razones enfocadas a la necesaria capacitación en ferrocarriles y metros que ameritan los países”, detalla la presentación del escrito.
A Paredes lo impulsó “el deseo de transmitir mis conocimientos sin egoísmo; el deseo de seguir aprendiendo, cualidad que no se pierde en el individuo sediento de conocimiento; el deseo de aprender de los demás, fuente inagotable de la vida, y las circunstancias de la escuela, donde me formé”.
En ese texto nombra a las empresas patrocinantes que contribuyeron para que saliera a la luz. Con estas compañías viajó a Europa para conocer a profundidad el tema y tener una visión global.
Llegó a Austria, Alemania, Japón, Francia, España y China. No se quedó con ganas de viajar.
Heliósteres tiene 86 años. El segundo tomo de su libro ya está listo, es sobre mantenimiento de las mismas. “Estamos trabajando en función de que se imprima”, aseguró Andrés Cabezas, amigo y excompañero de trabajo en FMO.
El primer tomo arribó hasta México porque un ingeniero de esa localidad lo necesitaba para construir 700 kilómetros de vías férreas. Compró 10 libros y costeó el envío del material.
Quienes lo conocen dicen que su humildad lo caracteriza y que su trabajo “siempre lo hizo por entregar su conocimiento a la región y a Venezuela”, sostuvo Anabel Bueno, amiga y excompañera de labores.