El extractivismo causó las primeras migraciones de los waraos mucho antes de la actual crisis humanitaria en Venezuela profundizada desde el año 2017 según un estudio publicado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) de Brasil.
El documento refiere que la explotación de petróleo en zonas indígenas en Delta Amacuro y sus efectos contaminantes detonaron las primeras migraciones en la década de los años 90.
El inicio de la extracción de crudo en zonas indígenas y de manera muy especial en el municipio Pedernales, zona norte de Delta Amacuro, trajo como resultado una contaminación ambiental sin precedente.
En 1998 las denuncias ya eran muy reiterativas. Ante estos reportes, la Comisión de Ordenamiento Territorial y Ambiente del Senado de Venezuela realizó una visita a las instalaciones de British Petroleum.
Tras la visita, determinaron que las actividades petroleras habían estado causando daños ambientales considerables en la región. Había tanques con residuos de perforación petrolera instalados a menos de 15 metros de la orilla del río, lo que violó las leyes ambientales que protegen la cordillera, los ríos y otras fuentes de agua.
Esos tanques eran rudimentarios y podían desbordarse en cualquier momento; además hubo manchas de residuos en el suelo y el agua, y pérdida de vegetación.
¿Qué comprometió la explotación de crudo?
Según los propios waraos, el extractivismo petrolero comprometió los locales sagrados, perturbó comunidades previamente aisladas, contaminó hábitats y recursos naturales asociados a la supervivencia de grupos ancestrales, introdujo nuevas enfermedades, como el VIH, de transmisión sexual, tuberculosis y otras.
Incluso denunciaron casos de abusos sexuales y violencia contra niños y mujeres indígenas por parte de trabajadores de empresas petroleras, la compra de niñas para la prostitución, el consumo problemático de bebidas alcohólicas y drogas ilegales.
También afectaron los patrones culturales, tradicionales de asentamiento, como la agricultura y alimentación.
Igualmente se mencionó que la construcción de un muro de contención para proteger más de 300 mil hectáreas de terrenos cultivables derivó en realidad en inundaciones de las tierras productivas del Bajo Delta, lugar que tradicionalmente habitaron los waraos que migraron.
El proyecto fue ejecutado por la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), un instituto autónomo creado precisamente para este fin.
El documento de Acnur asegura que después de la construcción del muro de Tucupita y sus consecuencias negativas, trajo consigo la hambruna debido a la salinización de las tierras productivas. El objetivo del dique no se logró pese a evitar la inundación, pero el proyecto no contempló la salinización de las tierras como efecto colateral.
La salinización ocurrió debido a que el agua dulce perdió fuerza con dirección al mar al quedar represado, mientras el mar logró avanzar hacia el interior del delta. Incluso aún existen reportes de lugares que antes era zona de agua dulce ahora son de agua salada.
En 1976 se produjo una inundación -en gran parte atribuida a la imposibilidad de que las aguas del Orinoco desembocaran en el río Manamo-, que provocó la muerte de muchos indígenas waraos.