Una fila de niñas y niños ataviados con su mejor sonrisa a pesar de la intensa llovizna que caía recibió con aplausos a la delegación de la Embajada francesa que el 11 de julio asistió a la Unidad Educativa María Virgen Misionera -parroquia Central Tacarigua del municipio Carlos Arvelo de Carabobo- para inaugurar la primera experiencia de la Escuela Sostenible de Venezuela.
Después de arduos meses de un trabajo que inició en octubre de 2022 se inauguró el proyecto Escuela Sostenible de Lata de Agua, que contó con el apoyo del programa del Gobierno francés Piscca (Proyectos Innovadores de la Sociedad Civil y Coaliciones de Actores) en alianza con la comunidad escolar de la institución escogida, la organización Arqbiental y la asociación ABC Prodein.
¿Y por qué se le llama primera escuela ecosostenible? Gracias a la acción mancomunada de todos los participantes se instalaron una serie de ecotecnias e innovaciones tecnológicas de adaptación climática que permitirán a la comunidad escolar afrontar los problemas ambientales y energéticos que les afectan, como el insuficiente suministro del agua, la calidad de la que antes recibían y las constantes fallas del suministro eléctrico, entre ellas, paneles solares, sistema de captación de tratamiento y agua de lluvia y un calentador para el agua de las duchas y grifos, entre otras.
Pero también hubo programas de sensibilización, para que la comunidad escolar conociera de dichas tecnologías para preservar y restablecer el equilibrio entre la naturaleza y las necesidades humanas, que proveen además condiciones ambientales mucho más armónicas.
Empatía con el medio ambiente
Laurencio Sánchez, arquitecto, fundador y director de Lata de Agua, explicó que se escogió esta comunidad para el desarrollo del proyecto por su cercanía con el lago de Valencia y por las inadecuadas condiciones de suministro del líquido en cuanto a frecuencia y calidad. En este contexto, es necesario aportar soluciones, pero también crear conciencia sobre la necesidad de actuar en lo inmediato.
“Estos son escenarios que se van a agravar en el futuro para estos niños y una escuela sostenible es acceso a la tecnología, al conocimiento y a la sensibilidad. Es un reconocimiento de su ecosistema local para que puedan ser ciudadanos muchos más empáticos con sus entornos, que va a redundar en una mejor calidad de vida en su edad adulta”, explicó.
Por su parte, y tras recibir agasajos, palabras, cánticos y bailes, el obsequio de un “ramillete espiritual” y de una gran esfinge del Dr. José Gregorio Hernández el embajador de Francia en Venezuela, Romain Nadal, recordó que en un mundo cada vez más interdependiente, la crisis climática y de biodiversidad son un gran desafío.
“Para Francia y su diplomacia, se trata de un tema de movilización absoluta a todos los niveles. Por ello es un orgullo para nuestra Embajada poder contribuir a proyectos concretos liderados por la sociedad civil venezolana y que cambian la vida de las comunidades, como lo es Lata de Agua (…) Acá se construye el futuro no solo de Venezuela, sino de toda la humanidad, que necesita proyectos sostenibles para luchar por el cambio climático”, expresó.
Continuó indicando que, como hijo de docentes, sabe bien que la enseñanza es el pilar de una nación, y por eso la respalda: “Tengo una deuda cotidiana con el personal docente de Francia que me impartió la educación para ser diplomático y embajador, y con el cuerpo docente en Venezuela que es formidable, dan todo por el futuro de los niños”.
Precisó que la Embajada de Francia aportó unos 23 mil dólares para la concreción de este proyecto.
¿Qué ecotecnias se instalaron y cómo mejoran la situación?
Lata de Agua especificó cuáles son las ecotecnias de desarrollo sostenible instaladas en la institución.
- Un sistema Lata de Agua de suministro a partir de la captación, tratamiento y almacenamiento de lluvia para mejorar la calidad de agua en la escuela.
- Pozos de infiltración para reducir las inundaciones de la escuela, recargar acuíferos y humedecer el suelo.
- Un calentador solar de agua para surtir de agua caliente a la cocina y las duchas de la escuela.
- Un sistema fotovoltaico para refrigerar alimentos del comedor escolar y energizar la bomba de agua del sistema.
Maritza Sosa de Gil, subdirectora de la institución, dijo que la reutilización del agua de lluvia será fundamental para una comunidad que funcionaba la mayor parte del tiempo a secas: “El servicio siempre ha sido malo, es más el tiempo que no tenemos agua que el que nos llega, a los niños había que pedirles que trajeran su botellita agua”.
También agregó que las enseñanzas en materia ambiental que se impartieron a los niños trascienden la comunidad escolar.
“En el momento en el que enseñamos a un muchacho a reutilizar el agua de lluvia entendemos lo importante que es todo. Desde que tocaron nuestra puerta nos sentimos animadas, y empezó la organización entre los maestros. Tenemos 1.380 estudiantes distribuidos en tres sedes, acá solo funcionan 6 secciones de segundo a cuarto grado, con ellos se inició todo el proyecto. Se les enseñaba cómo recolectar el agua y a hacerlo en sus casas, porque cuando les preguntaban si tenían agua allí la respuesta común era que no, que solo tenían perolitos”, declaró.
Por su parte, las dos cocineras del comedor manifestaron su complacencia porque ya no tendrán que sufrir los embates de los vaivenes eléctricos en la preparación de los más de mil platos que a diario elaboran. El congelador instalado funcionará con la energía del sistema fotovoltaico, lo que permitirá refrigerar los alimentos que antes se descomponían entre bajones y apagones, como los pollos y carnes.
Además, destaca Sosa de Gil, con el calentador de agua solar utilizarán menos gas al momento de cocinar, porque ya pueden contar con agua caliente para la preparación y aseo de los alimentos. Todo redunda en beneficios tanto para el funcionamiento de la escuela como para el ambiente.
Enseñar desde la práctica
Como bien lo explica el director de Lata de Agua, hay que predicar con la acción. Además de la instalación de ecotecnias para afrontar problemas energéticos y ambientales, hubo actividades de educación que integraron a todos los miembros de la comunidad estudiantil de la UE María Virgen Misionera, como el programa Llueve y Aprendo, con el que fueron sensibilizados sobre el cuidado del medio ambiente, el uso de energías alternativas, el reciclaje y la adaptación climática.
Los niños también intervinieron en la realización de un mural sobre el tema del desarrollo sostenible y elaboraron sus propios juguetes con materiales reciclables, que exhibieron orgullosos el día de la inauguración.
“Este me tomó varios días y lo hice con la ayuda de mi mamá y mi abuela”, explicaba con orgullo ante el embajador francés Christian, uno de los 1.300 estudiantes que se verán beneficiados con este proyecto.
Lata de Agua también desarrolló un manual para escuelas sostenibles que puede ser empleado por todos los colegios del país y en el que se enseña, de forma didáctica, cómo adaptar a los niños para el cambio climático.
Innovación social para suministro de agua alternativo
Este es el sexto proyecto finalizado de Lata de Agua, una innovación social que desarrolla modelos de suministro de agua alternativos y sustentables a partir de la recolección de la que cae con la lluvia, con foco en escuelas y comunidades.
El primero en su estilo se ejecutó en 2020 en Barrio Nuevo de Petare, con la instalación del sistema Tinajero Lata de Agua en las escuelas EBN Pedro Felipe Camejo, el CEIN Fermín Toro y en el ambulatorio Las Casitas. Luego se instalaron lavamanos que funcionaban con agua de lluvia. En 2002 inauguraron el Tinajero Agrícola en la Escuela Nuestra Señora del Encuentro en el Mirador del Este. Ambos proyectos también fueron respaldados por la Embajada de Francia.
Laurencio Sánchez, arquitecto, director y fundador de Lata de Agua, insiste en que luego de la inauguración viene la parte más interesante del proyecto: que se mantenga en buen estado y que la comunidad escolar siga sensibilizada frente al tema ambiental.
La mano de obra que interviene en las instalaciones proviene de las propias escuelas y comunidades: el personal de mantenimiento se involucra en todo el proceso, pues la idea es que adquieren el conocimiento sobre el manejo y cuidado de cada sistema. Se les entrega manuales de procedimientos y también hay charlas de refuerzo, en la medida en la que las posibilidades económicas lo permitan, pues la idea es que sean autónomos.
Para mantener en óptimo funcionamiento las ecotecnicas es fundamental la gestión del agua. “La calidad del agua que se capte de las lluvias dependerá de que se haga toda la tarea bien: que se limpien los techos, tanques y se cambien los filtros, del uso del cloro. Si se desatienden los procesos, baja la calidad del agua almacenada”, precisó Sánchez.
“La comunidad debe apropiarse, gestionarlo y hacerlos suyos para que los proyectos sean exitosos. Viene la etapa más difícil, donde se involucran a las maestras para formar a niños adaptados a las circunstancias climáticas, que tengan una sensibilidad diferente con relación a otras generaciones sobre sus ecosistemas”, concluyó el director de Lata de Agua.