La investigación científica en las universidades venezolanas es otra de las ramas que la crisis está perjudicando, según los últimos estudios del Observatorio de Universidades (OBU), los cuales indican que 49% de los docentes de Venezuela no publican un artículo científico desde hace cinco años.
La Enobu 2023 reveló que esta área también está afectada por la “asfixia presupuestaria” y que “sobrevive” únicamente gracias a los esfuerzos individuales de los profesores venezolanos.
Además se calcula que 59% de los académicos del país en las universidades públicas “no tienen proyectos de investigación”. Este dato negativo viene a raíz de la falta de instalaciones adecuadas para la investigación científica.
OBU apunta que seis de cada 10 instituciones públicas no cuenta con los laboratorios y bibliotecas especializadas, o estos recintos son “insuficientes” para las tareas.
Otra de las problemáticas que han desmejorado la rama de investigaciones en estos últimos cinco años se debe a la falta de computadoras para los docentes. Al menos 88% no cuentan con estos equipos.
En la misma línea, indican 65% de los profesores no tienen cubículos o no están equipados con los necesario para el “desarrollo de sus actividades.
“En Venezuela, la universidad es la institución que ha concentrado la producción científica del país, por ende los datos de la #Enobu2023 también dan luces para conocer la precariedad de la ciencia en la Venezuela del siglo XXI”, manifiesta OBU respecto a la crisis que atraviesan las universidades públicas que acaban por estropear las actividades de las instituciones en distintas ramas.
El panorama educativo venezolano está en constante transformación, y uno de los aspectos más relevantes es el cambio en las edades de los estudiantes universitarios. Así lo revela el director del Observatorio de Universidades y sociólogo, Carlos Meléndez, quien en una entrevista para el circuito Unión Radio, aseveró que “el cuestionamiento sobre empezar la universidad luego de los 30 años ha cambiado, sobre todo en Venezuela”.
Las estadísticas de OBU dibujan un panorama claro: el grueso de la población estudiantil se concentra entre los 20 y 24 años, con 45%. Le sigue el grupo de 25 a 34 años, que en 2023 representaba 31%, pero que se ha reducido al 18% en la actualidad, lo que podría indicar una deserción universitaria.
Meléndez apunta a dos causas principales que confluyen en esta transformación: la crisis educativa y la dinámica del mercado laboral. La crisis, producto de la escasez de profesores y la pandemia, ha impactado negativamente en la calidad de la enseñanza.
Por otro lado, el mercado laboral actual exige una constante actualización de conocimientos y habilidades, lo que lleva a muchos jóvenes a posponer su ingreso a la universidad para adquirir experiencia laboral o formarse en áreas específicas.