Este martes en la tarde, antisociales desmontaron y desmantelaron uno de los nueve transformadores eléctricos que hay en la Universidad de Oriente (UDO) núcleo San Félix, en el estado Bolívar, así lo informó el presidente del movimiento estudiantil 7 en Positivo, Franklin Rodríguez.
Rodríguez señaló que solo un vigilante estaba de guardia en la casa de estudios que debería estar custodiada por el Estado. La pérdida es importante porque la universidad no cuenta con fondos suficientes para reponer los equipos sustraídos por el hampa.
“Es necesario que se revisen las medidas de seguridad y el apoyo prestado por la Policía del estado, quienes prestan un valioso apoyo solamente en horas de la noche”, dijo Rodríguez.
Los estudiantes de esta casa de estudios han emitido distintas solicitudes de apoyo a los órganos de protección ciudadana adscritos a la Gobernación del estado Bolívar y la Alcaldía de Caroní, pero hasta ahora la petición de patrullaje constante permanece sin respuesta.
Rodríguez informó que los movimientos estudiantiles enviaron un comunicado vía WhatsApp al gobernador Justo Noguera Pietri para crear en conjunto estrategias para resguardar la institución. “No podemos seguir permitiendo que la universidad sea víctima de robos que pueden perjudicar el desarrollo de la educación y más en estos momentos de crisis”, enfatizó.
La pandemia por COVID-19 dejó a la UDO -y demás recintos universitarios- más expuestos al hampa de lo que ya estaban, pese a que el Estado debería custodiarlos antes y durante la alarma sanitaria. La falta de protección y el deterioro progresivo de la institución hacen que cada vez sea más incierto el regreso a clases presenciales.
Antes de esta nueva arremetida del hampa, al menos cinco salones del recinto ya se encontraban sin electricidad por el robo de cableado. En lo que va de 2021 ya han robado dos veces.
En 2019 fue la última vez que la Alcaldía de Caroní inició un proyecto de recuperación de espacios que nunca terminó. Del proyecto solo queda una pancarta a medio colgar con el nombre del alcalde Tito Oviedo en la entrada de los salones. El ministro de educación superior César Trómpiz se mantiene en silencio.
Lo que el hampa se lleve no se puede reponer, la asfixia presupuestaria no lo permite. El recinto universitario va a requerir un presupuesto elevado para lograr recuperar la infraestructura y reponer el cableado y equipos robados.
Los movimientos estudiantiles exigen al Estado denominado educador, voluntad política para recuperar los espacios educativos diezmados por la delincuencia. “En medio de la crisis que vive la UDO es una pérdida importante”, señaló Rodríguez.
La UDO en sus distintos núcleos ha sido una de las universidades más vandalizadas durante la pandemia por COVID-19. La oenegé Aula Abierta ha contabilizado más de 30 actos vandálicos perpetrados contra esta casa de estudios.
Contra colegios públicos
Los colegios también han sido constantemente desvalijados durante la alarma sanitaria: la institución pública Unidad Educativa Ramón Isidro Montes, en San Félix, ha sido víctima protagónica del hampa desde marzo de 2020 hasta hoy.
Del colegio en el que estudian 600 estudiantes y que también fue centro de votación para las parlamentarias del 6 de diciembre, no quedan filtros de agua, tablero eléctrico, computadoras o pupitres que el hampa no haya preparado para llevarse.
En las tardes la comunidad contempla con impotencia cómo se llevan puertas, marcos y pupitres. Al Ramón Isidro Montes también lo abandonó el Estado.