De un colega aprendí que el “periodista nunca debe ser la noticia”, pero en Venezuela es cada vez más difícil que el periodista o los medios de comunicación no sean noticia, entre tanta censura y obstáculos que ha puesto el gobierno de facto de Nicolás Maduro.
Pero aunque los tiempos han sido difíciles, el periodismo venezolano sigue brillando, rompiendo de muchas formas los paradigmas. Las redes sociales se han vuelto ventanas para informar y conocer de forma inmediata lo que está sucediendo en determinado lugar. Las alianzas entre medios son cada vez más comunes y eso ha logrado proyectar investigaciones de gran impacto.
El gobierno de facto ha querido que el periodismo involucione, pero hemos hecho lo contrario -y lo seguiremos haciendo-, tenemos nuevas plataformas, mejores formas de comunicar, historias más humanas y mucho más, pero aún algunos deben aprender a darle el manejo adecuado y no perder el enfoque. Nuestro deber es y será informar, ser la voz de aquellos que necesitan ser escuchados. Investigar, y en particular contrastar, siempre buscar mostrar las dos caras de la historia.
Mi deseo sigue siendo el mismo: un periodismo libre, sin censuras, sin agresiones y sin detenciones. Añoro esos domingos en la mañana donde en la mesa de la casa habían más de tres periódicos distintos.
Hoy celebramos un día más… con medios cerrados, censurados, colegas presos, robados y agredidos; pero de pie, porque las verdades no pueden decirse de rodillas. Aplaudo a medios como Correo del Caroní, histórico no solo en el estado Bolívar, sino en todo el país. Fue mi segunda casa por más de un año. En esa casa hubo alegrías, desvelos y mucha noticia, aún eso se conserva y ojalá sea así por mucho más.
Correo del Caroní es La Casa de las Ideas para muchos guayaneses. Para mí, el haber pasado por sus pasillos, por su rotativa, escribir historias desde sus computadoras, fue sin duda alguna un sueño hecho realidad.