El pintor, escultor y escritor guayanés Alejandro Otero Rodríguez, fallecido en 1990 estaría cumpliendo 101 años. Formado en la Escuela de Artes de Caracas es uno de los artistas cinéticos y de abstracción geométrica más importantes de Venezuela.
Sus obras se pueden apreciar en lugares trascendentes, como el Museo del Hombre y el Espacio en Washington, recinto que contiene la mayor colección de aviones y naves espaciales del mundo.
Oriundo de El Manteco, su infancia transcurrió en contacto con la naturaleza del macizo guayanés, sitio que lo estimuló a interesarse por la relación del aire con el agua y de la luz con el viento, misma inquietud que años después fusionó con la ciencia y la tecnología y lo llevó a crear obras como el Ala Solar, Delta Solar, Aguja Solar y Abra Solar, entre otras.
Estas mencionadas piezas artísticas que interactúan con el clima, en su mayoría tienen aspas hechas de acero inoxidable u otro metal que al contacto con la luz solar genera una sensación de transparencia y al contacto con el viento se mueven. Con ellas Otero pretendía evocar el sol reflejado en el Orinoco y otros recuerdos de su niñez en el estado Bolívar.
En Correo del Caroní te mostramos las obras más emblemáticas de este bolivarense que no le puso límites a su creatividad y que, pese a su partida física, sigue representando la tierra en la que nació.
Cafetera Azul (1946)
Otero comenzó a experimentar con un estimo moderno, cubista a través de jarrones y naturaleza muerta, donde el “espacio tridimensional fue progresivamente reemplazado por la interacción de líneas y colores sobre un fondo plano”. La técnica utilizada es fotolitografía y las medidas son de 53 cm de ancho, por 64 cm de largo.
Espejo Solar (1973-1974)
Es una de sus primeras esculturas a escala humana, fue un donativo del Banco de Caracas a la Universidad Simón Bolívar, está ubicada en la sección norte del jardín de la casa de estudios. Tiene siete metros de altura por 13 de ancho, combina hierro estructural y el acero inoxidable.
“En sus partes internas, la escultura trasciende toda su fijeza, por el hecho de albergar una serie de aspas metálicas cóncavas (32 en total), que giran sobre su propio eje, otorgándole esa apariencia de rara inmaterialidad que tienen las obras del maestro Otero”, reseña un artículo del IAM Venezuela.
Integral Vibrante (1974)
Es una obra de hierro y aluminio y está ubicada en la entrada de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
Ala Solar (1975)
Fue donada por el Gobierno venezolano a Colombia como gesto de hermandad, está ubicada en Bogotá frente al edificio del Centro Administrativo Distrital (CAD) y actualmente está en ruinas por el vandalismo y la falta de mantenimiento. Mide 14 metros de alto, fue elaborada bajo la técnica del ensamblaje con hierro y acero inoxidable.
Delta Solar (1977)
Rinde homenaje a la tecnología moderna y al sol inca. Esta obra fue un regalo de Venezuela a Estados Unidos en el bicentenario de su independencia. Está ubicada en el Museo Nacional del Aire y el Espacio en Washington. La escultura posee unas velas de acero inoxidable que se mueven con la brisa, se asienta sobre cemento y en un espejo de agua.
Abra Solar (1982)
Es una imponente estructura de aluminio y metal de 16 metros de ancho por 42 de largo. Tiene 32 aspas de aluminio que giran con el viento y está ubicada en Plaza Venezuela, Caracas, con los años se ha convertido en una de las piezas artísticas más icónicas de la capital venezolana.
Torre Solar (1986)
Es la mayor obra a escala humana que hizo Alejandro Otero, integró el movimiento y el espacio en su expresión artística, mide 50 metros de altura por 53 metros de ancho y está ubicada en la represa de Guri, estado Bolívar.