“Tengo suerte de haber nacido bajo el paraguas del castellano; cada día estoy más orgulloso”. Así lo dijo el viernes en el Club Prensa Asturiana de La Nueva España Francisco Arévalo (San Félix, 1959), poeta, escritor y promotor cultural hispano venezolano, considerado uno de los principales autores vivos.
Arévalo, que fue presentado por Tita de Moncada, de la Asociación Socio-Cultural de Venezolanos en Asturias (AVAO), que preside Mireia Menes, relató su intensa relación con la literatura, que comenzó de niño cuando leyó Cien años de soledad. Su padre, un gallego emigrado a Venezuela desde La Coruña, se asentó en Guayana, donde Arévalo, de niño, asistió a un concierto del argentino Astor Piazzolla en el que sólo había 11 personas. “Fue entonces cuando entendí que no puedes obligar a nadie a entender y a apreciar el arte”.
“A pesar del túnel en el que nos han metido, en Venezuela no nos dejamos arrebatar la libertad; nos negamos a ver marchita la alegría que siempre ha sido nuestra identidad”, relató. En su obra siempre late la mujer y la ciudad, su ciudad natal. “El romanticismo al modo de Neruda no me interesa; no podría caer en toda esa cursilería”, señaló.
“Publicar ahora en Venezuela es totalmente inviable, el Estado controla el suministro de papel; es muy triste porque llegamos a tener algunas de las editoriales más importantes del hemisferio sur”, recalcó Arévalo, que denunció “la precarización que vive la sociedad venezolana”.