“Tenía atarugado el venir a exponer en Venezuela. Me he convertido en artista y lo muestro por el mundo, ¿y no lo voy a mostrar en mi Venezuela querida? Aquí estoy. Aquí están mis obras. Veamos qué es lo que pasa. Mis obras ondulan y espero que a partir de ellas se expanda una onda expansiva positiva, que nos cubra y siga pa’ lante”, confesó Elías Crespín (Caracas, 1965), el primer latinoamericano vivo en formar parte de la colección permanente del Museo del Louvre de Francia.
Desde este 31 de mayo, el licenciado en computación que se convirtió en artista “sin buscarlo”, presenta en la casa hacienda de la Hacienda La Trinidad Parque Cultural Continuum, su primera muestra individual en la capital venezolana después de entrar a la pinacoteca que alberga a La Gioconda de Da Vinci.
Continuum está conformada por nueve piezas, “un conjunto de danzas geométricas suspendidas”, concebidas entre 2016 y 2025, algunas exhibidas previamente en París, Londres, Shanghái y Pekín; y cuenta con la curaduría de Lorena González Inneco y los textos de sala son del escritor Humberto Valdivieso.
“El compendio de piezas aquí reunido nos conecta con momentos cruciales de su trayectoria, brindando para el espectador la presencia de múltiples e inéditos artilugios visuales que comportan una lúdica conjunción entre arte, ciencia y tecnología”, acotó González Inneco en el texto de sala.
La Embajada de Francia en Venezuela, el Goethe Institut, la Fundación Telefónica / Movistar, Laser Airlines, Fundalaser, Duncan y Iot White Tecnologies fueron los cómplices que terminaron de dar el empujón para que esta exposición que tanto ansiaban Crespín y la galería Espacio Monitor -ostergada por motivos que iban desde lo económico hasta lo técnico- se hiciera realidad.
“Ambos teníamos el sueño de que esto en algún momento se iba a poder hacer. Llevo algunos años tratando de que esto pudiera ser posible”, apuntó Luis Miguel La Corte, director de Espacio Monitor.
De Cabudare al Louvre
La Malla Electrocinética I (2002) fue la primera pieza de Crespín, quien es hijo de matemáticos y nieto de artistas. Los meses de encierro durante el paro petrolero en Venezuela (2002-2003) hicieron que combinara sus dos mundos para desarrollar un trabajo en el que dialogan el arte y las ciencias.
“Trabajé en computación muchos años y en el 2002, durante el paro petrolero, comencé a jugar con unos motorcitos. En ese periodo desarrollé la técnica de mover muchos motores independientemente, de ahí salió la Malla Electrocinética. Luego invité a unos amigos artistas a ver la pieza. Ellos llamaron al curador Rolando Carmona y él me invitó a participa de la exhibición Ingravidez (2004) en Cabudare (Lara). Fue una maravilla, mi primera exposición. Podría decir que, todavía sin asumirlo, en ese momento me convertí en artista”, contó el artista, durante el recorrido a la prensa por Continuum.
Desde el año 2008 Crespín reside en París, donde conoció al maestro Carlos Cruz-Diez, quien lo motivó a seguir desarrollando su obra. “Me dijo: ‘Elías, tienes algo muy importante en las manos. Conozco a mucha gente con cosas importantes en las manos y por X o Y lo dejan. Continúa’”, rememoró. En la capital francesa ha presentado varias individuales y participado en algunas colectivas en espacios como la Casa de América Latina y el Grand Palais. En 2017 se reencontró con Caracas y desde entonces regresa a la capital venezolana con frecuencia. Previo a Continuum estuvo en dos colectivas de Espacio Monitor.
En enero 2020, el Museo del Louvre lo invitó a ha concebir una nueva instalación permanente para ese espacio, la respuesta fue L’Onde du Midi (La onda meridional), una pieza compuesta por 128 tubos metálicos colgados de hilos motorizados, cuyo movimiento dibuja una sutil coreografía, un prototipo de esta forma parte de la muestra en Caracas.
“Lo importante es la danza”
Crespín no desestima ni salta ninguna pregunta. Responde de forma clara, pausada, didáctica y pedagógica cada interrogante. El humor y la chispa no faltan en sus respuestas: “Espero no terminar en La Carraca”, bromeó luego de ser comparado con Francisco de Miranda por ser ambos venezolanos en espacios importantes de Francia.
Durante el encuentro con la prensa, fue generoso, detallado y anecdótico al explicar el proceso técnico de su trabajo, los materiales que emplea, cómo consigue el movimiento de sus obras y su uso y apreciación sobre la inteligencia artificial en el arte.
“Hasta ahora no he utilizado inteligencia artificial en las obras. Hecho pruebas, pero es muy complicado porque hace lo que le da la gana y yo quiero que haga algo que sea poético, coherente. Y hoy día la uso para hacer complementos necesarios de instalaciones tecnológicas alrededor de la obra. Creo que es una herramienta y como toda herramienta la puedes usar para bien o para mal”, señaló.
Pero tras cada explicación técnica, Crespín insistió en poner atención en la danza de sus creaciones. “Lo importante es la poesía de la danza y la poesía de la geometría” que crean sus obras con cada baile, con cada movimiento.
Continuum estará abierta al público hasta el próximo agosto, de martes a domingo, de 10:00 am a 5:00 pm, en la Casa Hacienda de la Hacienda La Trinidad de Caracas. Entrada libre. (Con información de Valentina Rodríguez)