Para Luis Francisco Cabezas, coordinador nacional de Convite, las políticas desarrolladas por el Estado para proteger a los adultos mayores son insuficientes.
“Las personas de la tercera edad lastimosamente no cuentan con una estabilidad que les permita disfrutar de sus últimos años, pues no hay estrategias o planes sólidos que puedan abarcar todo el abanico de necesidades que un adulto mayor demanda”, dijo Cabezas.
Pese a la creación de programas como Amor Mayor y el otorgamiento de bonos, el gobierno de Nicolás Maduro carga sobre sus hombros el peso del salario mínimo más bajo de la región y uno de los más paupérrimos del mundo de apenas 130 bolívares o el equivalente a 3 dólares mensuales.
En Barquisimeto, la capital del estado Lara, es común ver en los semáforos a personas de la tercera edad pidiendo dinero o algún donativo en comida.
El octogenario Orlando Marín dijo que su situación causa tristeza, pues de joven trabajó arduamente para labrarse una vejez digna y ahora lo que devenga no le alcanza ni para comer.
Asimismo, Edgar Sánchez indicó que en su juventud se veía disfrutando de una apacible vejez, pero esto se desvaneció con la llegada del chavismo al poder y en especial de Maduro. Alegó que en la actualidad su sueldo no le alcanza ni para un blíster de pastillas y que depende de lo que le envíen sus familiares en el extranjero.
De acuerdo con Convite, luego de obtener una pensión o estar jubilados, la mayoría de los adultos mayores se han visto en la obligación de volver a trabajar para subsanar la incapacidad de alimentarse o comprar medicinas.
Por tal razón, las ONG como Convite instan a las autoridades nacionales a recapacitar y establecer verdaderas políticas que resguarden a estas personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad y ya no pueden valerse por sus propios medios.