Provita incorporó 222 crías de cotorras margariteñas en Nueva Esparta, una especie en peligro de extinción, que sobrevivieron gracias a la construcción de nidos artificiales y la vigilancia de sus cuidadores, desde su nacimiento hasta que alzaron su primer vuelo, informó la organización en una nota difundida este 10 de septiembre.
“La cotorra margariteña, ave emblemática de Nueva Esparta, enfrenta graves amenazas en Venezuela, con sus poblaciones silvestres disminuyendo rápidamente debido a la captura ilegal para el comercio de mascotas y la pérdida de hábitat por la deforestación”, alertó la organización no gubernamental ambientalista.
La onegé destacó que, por cuarto año consecutivo, logra que más de 200 pichones de cotorra margariteña sobrevivan, sin precisar el período en el que estuvieron bajo su protección, hasta la incorporación de las crías.
Asimismo manifestó que el “éxito de esta temporada reproductiva” se debe, “en gran medida, al arduo trabajo de 18 ecoguardianes provenientes de las comunidades de la península de Macanao”, en Nueva Esparta.
El biólogo y analista del programa de conservación de Provita, Jesús Aranguren, recordó que “la protección y conservación” de las crías es “crucial para garantizar la recuperación y sostenibilidad de esta especie en su entorno natural”.
En marzo pasado, la oenegé dijo que la especie es “casi endémica de Venezuela”, pues solo habita en “localidades aisladas” en las “zonas áridas del norte del país” y en la isla de Bonaire, territorio neerlandés en el Caribe.
Provita trabaja, desde hace más de 30 años, en Nueva Esparta “para recuperar la población local de la especie”.