El mundo despidió el 2024 y le dio la bienvenida al 2025 con fuegos artificiales, espectáculos de luces y oraciones.
No todo se ha caracterizado por una intensa estimulación tecnológica, audiovisual y auditiva.
A las celebraciones multitudinarias con fuegos pirotécnicos y juegos de luces se unen también tradiciones religiosas y culturales.