La pianista y compositora venezolana Gabriela Montero recibió este martes el Premio Internacional Václav Havel a la Disidencia Creativa, otorgado por la estadounidense Human Rights Foundation desde el 2012.
En la decimosegunda edición del premio, realizada en Oslo, Noruega, la venezolana fue reconocida por la institución por ser “una defensora de los derechos humanos cuya voz trasciende regularmente las salas de concierto”.
Tras recibir su galardón, aseveró que no permitirá “que mi música oculte la realidad de la desesperación de Venezuela. Mi música nunca será un opiáceo para tranquilizar a una nación traumatizada o perpetuar mitologías políticas violentas”.
La artista expresó críticas a los músicos venezolanos que han promovido al Estado venezolano, presidido por el gobierno de Nicolás Maduro. Opinó que ellos se han prestado como “instrumento de propaganda” frente a las denuncias de la ONU y la CPI sobre crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
“Ningún mérito musical puede dignificarme ante el imperativo fundamental de luchar contra la tiranía donde sea que la encuentre. Es mi deber hacerlo. Contra un poder asimétrico y represor, la música y mi plataforma como artista es mi única arma. (…) Durante más de dos décadas algunos músicos venezolanos, lamentablemente, han tomado la tarima de las salas más prestigiosas del mundo para participar en el sistema de cooptación de la música clásica como un instrumento de propaganda y financiamiento estatal”, expresó.
Montero recibió el galardón junto al artista de hip-hop iraní Toomaj Salehi por sus canciones de protesta que reflejan las violaciones a los DD HH del Estado Islámico -y que desde el 2023 está preso, es torturado y sentenciado a muerte por el Gobierno iraní, según Amnistía Internacional- y al poeta, cineasta y activista Tahir Hamut Izgil, por escribir la persecución del Estado chino a la etnia Uigur desde el exilio.
“Mi música busca revelar el exceso de poder en toda sus facetas destructivas y criminales. Llamo a todos los artistas para utilizar su talento creativo para transformar nuestro mundo a través de la protesta contra los tiranos, no ser parte de ellos, a través del intercambio de la autoindulgencia por el autosacrificio creativo. Eso lo han demostrado mis compañeros galardonados: para ellos la música no es una curita, sino un bisturí”, denunció Montero.