viernes, 17 enero 2025
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El guayanés que quiere poner a Nueva York en salsa

Aunque sin ínfulas de malo del barrio, en cambio comparte con su colega Willie Colón el ímpetu por llevar a la ciudad que nunca duerme la clave candorosa del género musical del que ambos son cultores. Así, Leo Gruber, recordado en la bohemia nocturna guayanesa como cantante de Tren Latino, afronta ahora el reto, con un sencillo recién publicado, de crecer como solista lejos del calor bolivarense.

El carro de su papá, una casetera y una colección de 3 mil discos de vinilo son los elementos que condensan la infancia de Leo Gruber, músico venezolano. Caraqueño de nacimiento y criado en Guayana, el artista evoca su infancia como una banda sonora interminable al lado de su padre, a quien describe como un melómano empedernido y amante de los ritmos latinos.

Residenciado en Estados Unidos desde 2015, el cantautor se ha propuesto compartir la fiereza de la salsa en la ciudad de Nueva York. Pese a que no ha sido un camino fácil, asegura que siente una enorme satisfacción por llevar los ritmos del Caribe a todas las tarimas norteamericanas.

Con la producción de Macizo Studio, Gruber lanzó su sencillo Eres oro a finales de marzo. El título de la composición hace referencia a las riquezas minerales de El Callao, poblado bolivarense. Asimismo se escuchan palabras típicas del argot nacional y, por si no quedaba claro, el cantautor agrega un sonoro: “Esto va de Nueva York pal Callao”.

Latin Band, el primer paso hacia la tarima 

El cantante recuerda que fue llevado a sus primeras clases de coro por su madre. Técnica vocal y lenguaje musical se convirtieron en el abecé durante su niñez y adolescencia, en las que pasó incluso por las lecciones de Larry Salinas, director de la Coral Infantil Integrada de Guayana asesinado en marzo de 2016. No obstante, asegura que no se veía a sí mismo como un músico profesional en esos años.

“La oportunidad de cantar en una orquesta de salsa se me dio; pero, además, siempre me ha gustado la salsa”

“Lo que me dio el salto final para empezar a cantar fue una recomendación que hizo mi papá. Él conocía a un músico oriundo de La Guaira, Luis Pérez, que tocaba gaitas. Al terminar la temporada gaitera en diciembre, se quedaba sin trabajo el resto del año. Mi papá le da la idea de armar una banda de salsa”.

Por supuesto, el padre de Gruber no lo pensó dos veces y propuso a su hijo como cantante del proyecto incipiente. Así, por el año 2000, nació Latin Band, una orquesta que ambientó un sinfín de veladas en Ciudad Guayana.

Con dos trombones, tres percusionistas, un bajo, piano y dos cantantes -en este último grupo estaba Gruber-, Latin Band se dio la tarea de recorrer los bares y tascas de Ciudad Guayana amenizando las noches con salsa y merengue para hacer bailar a los salidores nocturnos. Amén del éxito entre la bohemia local, el grupo no tuvo trascendencia nacional “Lo que faltó fue grabar un disco. Eso habría servido para terminar de enganchar al público”.

– ¿Latin Band fue una buena primera experiencia musical?

– Fue una escuela para mí. Una inmensa escuela en la que compartí con el maestro Luis Pérez. Aprendí un género tan difícil como es la salsa, ya que es necesario saber cantarlo y tener esa energía y agresividad en la tarima. Aprendí a relacionarme con otros músicos. Conocí la noche, tanto cosas buenas como malas, aunque nunca caí en vicios como las drogas o el alcohol. La música no es un mundo fácil, es complejo y tiene sus lados negativos, pero yo le debo todo a esa escuela. 

– ¿Fuiste ascendiendo dentro del grupo debido a tu evolución?

– Sí. Fue una etapa súper interesante. Después de haber sido corista pasé a ser cantante principal de la banda, ya que la persona que estaba en ese puesto se enferma. Precisamente en una Semana Santa. Entonces deciden que yo tenía que empezar a cantar. Ese fue el empujón. No quedó otra opción que aprender.

– Has comentado que te hubiera gustado estudiar la licenciatura en Música. ¿Crees que algo habría sido diferente de poder lograrlo?

– Después de todos estos años aprendí que uno se debe adaptar a las herramientas que tiene en la vida. A veces no basta tenerlas, sino saberlas emplear. No pude estudiar Música porque en ese momento había una coyuntura en mi casa adversa. En ese momento la licenciatura se estudiaba en Caracas y mis padres dijeron no. Ya mi hermano estaba estudiando fuera de casa y eso marcó la decisión. Eran muchos gastos. No creo que algo hubiese cambiado porque, al final, cuando tienes objetivos que te vas trazando, tú buscas la manera de sortear los obstáculos. Me gustaría estudiar y seguir formándome. No estoy aprendido, soy un estudiante todos los días. 

– ¿Por qué escogiste la salsa como género principal para tu carrera? 

Creo que es una combinación de gusto y casualidad. La oportunidad de cantar en una orquesta de salsa se me dio; pero, además, siempre me ha gustado la salsa. Me identifico mucho por el tema de los gustos de mi padre. Es como todo, al pasar de los años se va tallando eso y me quedé con la salsa. Sí hice otras cosas, canto otros géneros; pero la gente me conoce como un cantante de salsa porque era la mayor exposición que tenía ante el público. Me encanta cantar merengue, cumbia, vallenato… Venezuela es un país muy musical donde crecemos escuchando muchos ritmos y eso representa una ventaja. Nos hace muy versátiles y completos como artistas.

De corista a líder de grupo musical

Luego de tres años sobre la tarima como Latin Band, Gruber decidió que había llegado el momento de retirarse a sí mismo como líder de un proyecto musical. Con esta idea, que define como “un proyecto de muchacho”, incursionó en el mercado con su propia agrupación, Tren Latino, junto a dos amigos. En esta iniciativa se estrenó como director, líder y músico principal. 

– ¿Qué representó Tren Latino en tu trayectoria?

– Tren Latino nace tras mi salida de Latin Band. Había cerrado ese ciclo. Empecé el proyecto con dos buenos amigos, pero después lo continué solo. Era un proyecto de muchacho donde había muchas aspiraciones. Quería poner mi sello como músico y mi propio estilo. Tren Latino representó algo increíble porque fue mi graduación como líder de banda. Comprendí la relación laboral entre un músico y un dueño de banda. Ese sentido de equipo que busca lograr una sonoridad sólida. Hubo etapas y momentos malos, pero fueron años de mucho enriquecimiento. Me puso en el camino a las cosas que he venido haciendo en los últimos años. Tengo en mis planes revitalizar el proyecto a través de un disco. 

– ¿Cómo combinas el periodismo con la música? ¿La capacidad investigativa te ayuda a potenciarte como músico?

– Siempre he tratado de combinar el periodismo con la música. Hacer música es comunicar, ahí está el meollo del asunto. Sí, ser investigativo y ahondar en los conceptos te da un argumento para crear música que tenga lógica y sentido. No es crear música por crearla. Es importante planificar y saber qué es lo que quieres concretar con cada pieza musical.

Cantando “de Nueva York pal Callao”

“El ser solista es una responsabilidad mucho mayor. Te toca llenar más espacio que cuando estás con una banda”

Luego de una trayectoria musical mayoritariamente grupal, Gruber decidió emigrar en 2015 a Estados Unidos con la idea de convertirse en solista. El cambio, en sus palabras, lo obligó a empezar desde cero como músico y a percibir el arte de una manera mucho más variada. Atribuye a su origen caribeño la capacidad de adaptación que tiene para hacer todo tipo de música. “El hecho de ser caribeño, de ser venezolano, nos da una ventaja. Busco cantarle al amor, a la vida y concientizar. Eventualmente quiero concientizar sobre las letras de las canciones. Hoy la letra se ha sumido en la vertiente comercial, es decir, el lenguaje común que, en exceso, puede alejarnos de lo que realmente es hacer arte con propósito”, asegura.

– ¿Cómo llevaste el proceso de emigrar? ¿Es difícil comercializar los ritmos latinos en Nueva York?

– Me enfoqué en buscar cosas nuevas y proyectos. Me tocó venir a Nueva York, ya había estado antes aquí y me gustó mucho el ambiente. Lo poco que hice en Venezuela, aquí era otra cosa. Estar aquí ha sido reconfortante, ya que he tenido la oportunidad de hacer música con gente maravillosa y que están involucrados en grandes proyectos. Mi música ha logrado colarse en el reconocimiento del público. Eso es satisfactorio y emocionante. Esta es una ciudad multicultural, la música latina y sus derivados están muy arraigados. La salsa, pese a que no está en su mejor momento, es parte de la cultura de esta ciudad. 

– ¿Qué cambio representó para ti dejar de presentarte en grupo para lanzarte como solista?

– El ser solista es una responsabilidad mucho mayor. Te toca llenar más espacio que cuando estás con una banda. Eso requiere una preparación y disciplina mayor. Tengo casi 5 años como solista y ha sido un proceso mucho más enriquecedor porque requiere más preparación. Ya los ojos están puestos en ti y es más complicado; sin embargo, lo disfruto como todas las etapas que he vivido desde que comenzó mi carrera. Cuando te conviertes en alguien que vive de la música, si no lo haces bien, no comes. Hay que esforzarse muchísimo para estar en un buen estándar. 

– ¿Qué consejo le darías a aquellas personas que buscan monetizar en el contexto virtual y presentándose en vivo?

– Lo primero es tener mucha organización y planificación en ambos contextos. El más importante es el tema de los shows, hay que irse formando y buscar un foco sobre lo que quieres hacer. Con respecto a los lanzamientos digitales, es un tema muy amplio. Sí se genera dinero, pero tienen que ser volúmenes muy grandes de reproducciones para generar realmente dividendos sustentables. Por ahora, lo que yo genero a través de las plataformas es para el mantenimiento de toda la música que está allí. Esos son pagos programados que se tienen que hacer para mantener la música en las plataformas y servidores. Para que la música pueda aparecer en Tik Tok, Instagram y demás redes sociales hay un costo. Se debe generar material que te muestre y te permita generar los shows que necesitas. La industria ha cambiado mucho. Antes se vendían discos, hoy ya no se venden discos físicos. Los artistas recogen la inversión a través de los shows y las giras. 

– ¿Extrañas Venezuela? ¿Bajo qué condiciones regresarías al país de tener la oportunidad?

– Por supuesto. Uno nunca deja de extrañar los colores, la gente, la comida, los ambientes. Donde sea que uno esté, nunca deja de ser venezolano. En algún momento tendremos que salir de la mala situación del país. Esto nos ha enseñado a vivir con cosas que antes no valorábamos. En algún momento perdimos ciertos valores que, en estas situaciones, empezamos a entender por qué debemos luchar y no pensar tanto en el tema político, sino en el aporte que hacemos al país. Siempre estaré dispuesto a regresar a mi país. Amo Venezuela. La cuestión está en el tema de dónde uno echa raíces, mis hijos son venezolanos de otras tierras. Por supuesto que volvería, pero quizás cuando ellos ya tengan el camino andado. Por lo pronto, solo iré por trabajo y visita. Mientras tenga la responsabilidad de guiarlos, es un poco complicado regresar como antes.