viernes, 17 enero 2025
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“El Gobierno de Venezuela tiene motivación para reprimir, pero no para resolver nuestros problemas”

Si de amor no sabe nada, dispuesta sigue a aprender. Tanto, que Laura Guevara, cantante venezolana radicada en México, prepara el lanzamiento de su nuevo disco, Del amor y otras sustancias, en el que desmigaja, otra vez, las pasiones humanas.

Pese a que su trayectoria artística comenzó muchos años después, para Laura Guevara la composición fue algo casi innato. En su niñez creaba melodías a pequeñas frases que se le ocurrían en sus tiempos libres. En ese entonces no podía ponerle nombre a esa actividad a la que hoy le dice componer, pero, sin lugar a dudas, la acompañó desde los primeros años de su vida.

Cuando le preguntan cómo es capaz de fusionar tantos estilos, la asalta la curiosidad. Porque lo que para las personas es inverosímil, para ella emerge con naturalidad: no tiene una certeza al respecto. Solo eso, la naturalidad. Recuerda los días en su casa de infancia donde, casi en simultáneo, su padre se deleitaba con música afrolatina, aguinaldos venezolanos y ritmos caribeños; su madre amenizaba las tardes con clásicos de Mozart y en la cuarto de su hermano se escuchaba el rock operístico de Queen. Desarrolló un oído ecléctico que le permitió ir más allá de la melomanía de su familia: para ella el reto era dar vida a un estilo que contuviese toda la musicalidad que siempre la rodeó.

Esa versatilidad la acompañó por las puertas de muchos institutos artísticos. Tomó clases de ballet, flamenco y danza contemporánea; teatro, actuación, percusión afrovenezolana, cuatro y piano. Entre esas instituciones figuró el Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón, donde desarrolló habilidades para la pintura y la escultura. Y, habiendo probado tantas manifestaciones, se decantó por especializarse en cine en la Universidad Central de Venezuela. Pero ha sido la música, en tiempos sombríos, La luz en su vida, como aquella primera pieza de su disco homónimo. Así le va, mientras prepara el lanzamiento de su nuevo trabajo: Del amor y otras sustancias.

Primeros años en vivo 

“No admiro a un artista que sea una mierda de ser humano y que sea un gran artista. Puedo admirar su arte de forma separada, pero ya no es una persona a la que yo siga”

La venezolana cuenta con dos discos en su haber: En vivo (2013) y Laura Guevara (2016). Mientras que evoca la producción de En vivo como años en los que la falta de recursos y la celeridad la sobrepasaron, la creación de su homónimo le llevó al menos 4 años y medio.

En 2015 descolló en los Premios Pepsi Music, único galardón que otorga la industria musical venezolana, con siete nominaciones y cuatro premios: Tema Pop del Año, Artista Femenino del Año, Video del Año y Artista Pop del Año. Durante los meses posteriores vivió su primera gira promocional en España sobre escenarios de Barcelona, Madrid y Bilbao.

– ¿Por qué decidió especializarse en cine luego de probar tantas formas de arte? 

– El cine es un arte que fusiona muchos medios expresivos y artísticos. Ahí podía unir la música, lo plástico, lo escenográfico, la danza… Todo en un mismo lugar. Yo siempre amaré a la Universidad Central de Venezuela. Con toda la situación política, económica y social que volvió todo un reto, siempre voy a agradecer haberme podido formar en sus aulas. 

– ¿En qué momento de su vida empezó a considerar el canto como una carrera a largo plazo y por qué? 

Me tomó mucho tiempo. Ya estaba en la universidad estudiando cine. Fue porque no hay momento en la vida en que me sienta más feliz que cantando. Ese tenía que ser mi camino. No hay otra actividad en la que me sienta más feliz. Más que el canto, la música es mi objetivo de vida. Mi guía y mi compromiso. Tengo la fortuna de no ser solo cantante, sino compositora y música. Eso me permite construir narrativas, sueños y mundo. La música la vivo no solo en la interpretación, sino también en la creación.

¿Cómo fue el proceso de grabar su primera producción en 2013 en medio de la situación que vivía Venezuela? 

En vivo lo grabamos en un concierto de la revista La Dosis. Yo no tenía pensado sacar ese concierto como un disco, pero participé en el Primer Festival de Cantautores organizado por la revista y exigían tener algo grabado. La inflación en Venezuela hacía que cada vez fuera más difícil, cada vez el disco se me alejaba más. En Venezuela no había industria discográfica, cada quien tenía que financiarse y la verdad hacer música y videos es carísimo. Saqué ese primer disco para poder participar en el festival. Tomó reconocimiento y quedó en las plataformas. Así se empezó a escuchar mi música, aunque todavía no salía el álbum de estudio. Ese día fue muy especial y lleno de mucha energía. A partir de ese primer disco mucha gente me pudo conocer. Muchos que han migrado me dicen que ese disco los ha acompañado en su proceso. 

– ¿Qué hay de diferente en su nueva propuesta musical, Del amor y otras sustancias, en cuanto a sus producciones anteriores? 

“Tengo la fortuna de no ser solo cantante, sino compositora y música. Eso me permite construir narrativas, sueños y mundo” | Fotos Andrés Catana

Este disco lo empecé a hacer en la pandemia. Tengo los dos años que tiene la pandemia haciéndolo y ya lo van a poder disfrutar en junio. Es una Laura mucho más madura, hablando de temas distintos. Es una Laura que explora nuevos géneros y otros idiomas. Cantó en inglés y en español. Es un viaje muy personal de algo que descubrí durante la pandemia: no sabía estar sola. Siempre tendía a salir de una relación y meterme en otra. Básicamente me di cuenta al obligarme a estar sola durante la pandemia y tener que hacer la cuarentena en mi departamento en México sola con mi gato fue un momento muy desafiante. Pasé por momentos depresivos, pero aprendí a estar conmigo y a disfrutarme. Me di cuenta que era adicta al amor y a las relaciones. Este disco justamente habla de esa adicción al amor que nos han hecho confundir con que nos gusta estar en pareja y la verdad es que no sabemos estar solos. Empieza hablando de las relaciones tóxicas donde hay abuso, pero seguimos por no estar solos. Esas relaciones nos dañan la autoestima y nos genera codependencia. Hablo de esas relaciones tóxicas y esas sensaciones de desconexión que pueden ocurrir. El disco termina con Me tengo siempre, que es una canción de amor propio. Cuando no sabemos estar solos es porque no hemos trabajado el amor propio y la autoestima. 

– ¿Por qué cree que es importante hacer llegar ese mensaje de superar la adicción al amor a las personas?

– Porque la persona que nos va a acompañar hasta el último día de nuestra vida somos nosotros mismos. Las relaciones se pueden acabar, podemos divorciarnos, dejar de tener amigos, puede morirse la gente que amamos. La última persona que va a estar somos nosotros mismos. El disco hace un recorrido muy profundo en ese estar afuera o estar enfocado en una relación. En no estar en relaciones que no hacen sentir mal, inseguros, ignorados solos. Salir de ahí y mirar hacia adentro.

– ¿Separas el arte del artista o la calidad humana es importante para ti?

– La calidad humana es relevante para mí. Le doy prioridad a eso por encima del arte. Creo que hay que separar el arte del artista, pero juzgar o hablar de las cosas que humanamente no están bien. No admiro a un artista que sea una mierda de ser humano y que sea un gran artista. Puedo admirar su arte de forma separada, pero ya no es una persona a la que yo siga. Puedo aplaudir el arte, pero despreciar al artista. Tiene que haber una coherencia entre el arte y la vida. Si tienes una vida donde destruyes y haces unas obras de arte preciosas, seguramente todos dirán que tus obras son preciosas; pero una persona así no debería ser un modelo cultural. 

Píldora para la rehabilitación

Del amor y otras adicciones es una producción con 12 canciones a través de la cuales Guevara busca explorar en el sentimiento de ser el lado más vulnerable de una pareja. Guevara asegura que su musa es introspectiva y vivencial; en consecuencia, su propio desamor es el protagonista de esta propuesta musical en la que busca cercenar el paradigma del amor romántico e invitar a sus seguidores a partir del amor propio como eje central de su propia vida. 

– Comenta que la canción Antes está inspirada en una ruptura amorosa. ¿Es de las artistas que se inspiran en la melancolía o, por el contrario, los momentos felices mejoran su musa? 

Antes habla de las relaciones en las que nos sentimos desconectados. Lo ideal de una relación sería sentir conexión y profundidad, pero estamos en épocas donde cada vez lo superficial es lo que más reina. Cada vez es más difícil conectar de forma íntima y profunda en las relaciones. Antes habla de estar en una relación en la que uno se siente solo. Creo que es la peor de las soledades porque la soledad cuando uno está solo es manejable porque uno sabe que está solo. Pero la soledad cuando estamos en pareja es horrible porque el alma está pidiendo algo que no está recibiendo. Para componer me inspiro en lo que me pasa, me cuentan y veo. Creo que la tristeza es un momento maravilloso para componer porque en esos sentimientos reflexionamos más. Nos damos más tiempo para vivir lo que sentimos y nos aislamos más. Cuando estamos felices nos enfocamos en disfrutar y no hay procesamiento de lo que pasó, sino la experiencia del vivir. Cuando estoy feliz estoy gozando y viviendo. Para componer se necesita tiempo, revisarse, darse el tiempo. 

– Su último sencillo No es allí rompe con el paradigma de la idealización del amor romántico, además, el video cuenta con mucha simbología feminista. ¿Qué significa el movimiento para usted y cómo ha influido en su carrera?

– Sí. No es allí efectivamente habla de estas distorsiones de lo que es el amor. “El amor aguanta todo”, “si te duele es amor” y “el amor va a cambiar a tu pareja”. Hay muchísimas cosas que nos enseñan a las mujeres para creer que nuestro fin es tener pareja y ser mamás. Estos aprendizajes distorsionados han hecho que sean permitidas muchas formas de abuso e irrespeto en la que se confunde la sumisión con amor. El amor bonito nos da fuerza y nos hace sentirnos seguros. El amor no duele y si duele, no es amor. No nos hace sentir débiles. A los hombres los han socializado para no convertirse en “mujeres”: “No llores”, “No seas niña”. Además les han dicho que son más hombres mientras más mujeres posean. En cambio, a las mujeres nos dicen que nuestro fin es tener pareja. El mundo nos enseña que eres incompleta si no tienes pareja. Aunque ya las mujeres podemos hablar, trabajar… Todavía en la parte íntima, en la sexualidad, en lo que respecta al corazón, no hay equidad.

“Hay muchísimas cosas que nos enseñan a las mujeres para creer que nuestro fin es tener pareja y ser mamás”

– En México hay una exacerbada comunidad feminista. En los últimos años se ha acusado a este movimiento de extremismo y, además, durante las protestas se han presentado muchos casos de vandalismo y destrucción de la propiedad pública. ¿Compartes estos comportamientos? 

Cuando uno se empieza a formar ya uno empieza a ver las cosas desde otro lugar. No estoy de acuerdo con el vandalismo, pero entiendo que muchas personas encuentran en él una forma de protesta para hacer justicia. No es posible que hayamos normalizado las injusticias, caminar por la calle y sentir miedo, ir a un festival de música y ver que no hay mujeres en el cartel, no hay mujeres en cargos de liderazgo… Somos el 51% de la población y estamos subrepresentadas. El mundo se está perdiendo la narrativa y capacidad de la mitad del planeta. Una narrativa llena de sabiduría e información. Hay muchas cosas que se están haciendo en el mundo para tener avances en los derechos de hombres y mujeres. El tema del vandalismo es lo que menos importa, lamento que sea lo que los medios más resaltan. Estamos en búsqueda de un mundo más justo para casos como el de Ángela Aguirre en Venezuela. Yo le doy prioridad a las mujeres por encima de un edificio o construcción rota. La problemática real es la violencia contra la mujer.

México es un país con altos índices de violencia, especialmente feminicidios, el promedio calculado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública es de al menos 10 víctimas de feminicidio por día. En consecuencia, hay un creciente movimiento feminista ante las altas cifras de desapariciones y secuestros. Guevara asegura que llegar a este contexto le ha permitido deconstruirse y, además, le ha inspirado para apuntar hacia el empoderamiento femenino con su arte. 

Emigrar antes que dejar la música

Guevara recuerda sus últimos días en Venezuela marcados por la desesperación de su madre, profesora universitaria, ante un sueldo que se diluía con la hiperinflación. Con la frase “el arte es alimento para el alma, pero no prioridad para el cuerpo”, relata que llegó al punto en el que el desempleo le impedía comprar comida.

Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) la diáspora venezolana arropa a 6 millones de venezolanos en condición de migrantes en todo el mundo. Actualmente, la Corte Penal Internacional, tribunal de justicia que se encarga de condenar crímenes de lesa humanidad, se encuentra investigando los delitos contra los derechos humanos cometidos durante las manifestaciones que tuvieron lugar en el país durante 2017.

Ante ese contexto, en 2018 se despidió de su país con destino a México por el miedo de no poder seguir haciendo música en un país en el que consideró los derechos no se respetaban. “Había una difícil situación política. Era doloroso ver cómo había motivación por parte del gobierno para reprimir, pero no había la misma energía para resolver nuestros problemas”.

Según la Encuesta Nacional sobre Juventud al menos el 51% de la diáspora venezolana está conformada por jóvenes en edad productiva que partieron en búsqueda de oportunidades laborales.

– ¿Cómo ha sido su experiencia haciendo música en México? 

La música es una carrera difícil en cualquier lugar del mundo y más siendo migrante. No es lo mismo crecer en tu país donde tienes redes y apoyo, que hacerlo en un lugar donde nadie te conoce. Como migrante es complejo, pero Venezuela no ofrecía las condiciones para que los jóvenes nos desarrolláramos. Las condiciones eran extremas en Venezuela cuando yo decidí irme. Era preferible que me costara como músico que seguir viviendo en el ambiente opresivo en el que se había convertido Venezuela.