Con tan solo 16 años de edad, una encantadora humildad, y su apabullante voz, el guayanés Alberto Ramos logró cumplir uno de sus más grandes sueños: cantar con Alejandro Fernández.
Durante más de cinco años, las calles, plazas, restaurantes y autobuses de Puerto Ordaz fueron los escenarios del hoy adolescente, quien pudo encontrarse cara a cara con su artista favorito e hijo del mexicano Vicente Fernández, y entonar juntos sus más icónicas piezas ante más de 10 mil personas.
El famoso Potrillo no se presentaba en Venezuela desde 2012, pero el pasado fin de semana dio un concierto a “casa llena” en el Poliedro de Caracas, donde invitó al muchacho oriundo de Puerto Ordaz a subir a la tarima, haciendo el siguiente preámbulo: “quiero que escuchen cómo canta este niño, por favor. O sea… se van a quedar sin palabras”, pero además, le dijo muy emocionado y con fuerza a Alberto “te vas a llevar la noche”.
Tal como lo afirmó El Potrillo, ese sábado Alberto conquistó a los venezolanos. Los vídeos de lo que acontecía en la capital del país circulaban por las redes sociales y las reacciones de asombro y admiración hacia el joven no se han detenido.
Se ha podido conocer que los escasos recursos de Ramos y su familia no fueron impedimento para que se diera el encuentro, ya que gracias al influencer Manuel Núñez fue posible que él asistiera al concierto. Núñez se dedica a promover y brindar apoyo monetario a personas con historias y carencias inéditas en Venezuela para cambiar sus realidades; y hace un par de meses viajó desde Caracas hasta Puerto Ordaz para escucharlo y contemplar su talento personalmente.
“Tienes mi admiración y mi respeto (…) toda Venezuela te va a apoyar, te lo juro”, le aseguró Fernández a Ramos en el curso del concierto.
“Eres un niño y sacrificas muchas cosas de tu vida”
Fernández resultó bastante conmovido por la historia del adolescente, y entre lágrimas le dijo: “sé que eres un niño y sacrificas muchas cosas de tu vida, para ayudar a tu familia, a tu madre… y eso te lo va a pagar Dios”.
Ahondando en la vida del muchacho, es sabido que canta por pasión y con el objetivo de ayudar a su familia, con quienes vive en el sector El Llanito del municipio Caroní.
Ramos se caracteriza por ser un adolescente educado, amable y humilde.
Estudia el último año de bachillerato en Puerto Ordaz. Su mayor sueño es ser un cantante profesional y estudiar arquitectura, ya que también le gusta dibujar y desea convertir ese pasatiempo en una profesión.
La ocasión es propicia para revelar parte de una entrevista que concedió el muchacho en enero.
– ¿Por qué cantas?
– “Primero, porque me gusta, y segundo porque cantando ayudo a mi familia”, respondió, destacando que su público no solo le aplaude, sino que además le dejan propina para ayudarlo.
– ¿Con quiénes vives?
– “Tengo cinco hermanos, pero yo vivo con dos de ellos y con mi mamá”, manifestó. También se le preguntó por su padre, “hace bastante rato que no sé de mi papá, salió del país para mejorar su vida y la nuestra, pero dejó de llamarnos desde hace un tiempo”, lamentó.
Sin embargo, el joven reiteró que “creo que todo el mundo sabe cuál es mi mayor sueño. Yo quisiera ser un cantante reconocido y un excelente arquitecto; y estoy convencido de que lo voy a lograr”, afirmó.
Cuando nunca dejas de soñar
A lo largo de su adolescencia, varios medios regionales han entrevistado al adolescente y publicado sus trabajos en YouTube y otros portales.
Correo del Caroní guarda un vídeo con fecha del año 2020, el cual muestra al muchacho cantando en el mercado de Unare de Puerto Ordaz.
Alberto, después de tanto esfuerzo. Junto con tu ídolo (@alexoficial) y frente a más de 10 mil personas, paralizaste totalmente el poliedro de Caracas ¡Lo logramos! Nunca, pero nunca dejes de soñar, bendiciones. pic.twitter.com/mOL5M0JcKq
— Manuel Nuñez (@ManuelConecta) March 26, 2023
Hace casi un mes, un guayanés emitió su opinión sobre Ramos, la cual seguramente es compartida por muchas personas: “este niño no solo tiene una gran voz. Lo mejor de todo es cuando hablas con él, la humanidad con la cual se expresa es impresionante. Recuerdo una vez cuando después de cantar en el autobús donde yo iba, él se puso a contar cuánto dinero tenía, y allí logró completar el dinero que necesitaba para comprar una corneta. Su alegría nos contagió a todos”.