El autismo es un trastorno neurológico que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, esto se traduce en que uno de cada 100 niños en el mundo se encuentra dentro del espectro autista.
En Venezuela no existen cifras oficiales de cuántas personas viven con trastorno del espectro autista; sin embargo, un estudio independiente publicado en el portal web de la red de activistas ciudadanos por los derechos humanos señala que uno de cada 45 niños nace con autismo, según datos del año 2022.
La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo el 18 de diciembre de 2007 para celebrarse cada 2 de abril con el objetivo de mejorar la comprensión y promover la aceptación de las personas con trastornos del espectro autista (TEA).
Los soviéticos y alemanes fueron pioneros en el estudio del autismo como condición. Se descubrió en 1925 por la psicóloga infantil ucraniana Grunia Sukhareva, para el año 1943, Leo Kanner lo estudió más a fondo y para el año 1944 Hans Asperger descubre el síndrome que hoy lleva su nombre.
Finalmente, en 1979 la británica Lorna Wing introduce el término trastorno del espectro autista para agrupar varios trastornos neurológicos con características similares.
Según explica la psicopedagoga Eudelis González, el autismo es una condición de neurodesarrollo que afecta principalmente la comunicación y la interacción social, además de incidir en el comportamiento, sus rasgos más destacables son los patrones o actividades repetitivas y los intereses restringidos.
El autismo se suele detectar en los primeros años de infancia y de forma tardía en los primeros años de adolescencia. La especialista señala que “es crucial brindar una intervención temprana y tener el apoyo de las personas adecuadas”.
Explica que, “según la academia estadounidense de pediatría, la prueba de despistaje se debe realizar entre los 18 y los 24 meses de edad”.
Señala que “diagnosticar el autismo es una tarea compleja, sobre todo porque no es un diagnóstico definitivo, porque el diagnóstico lo debe realizar un equipo hasta llegar a la evaluación final que la hace un profesional especializado en la materia”.
Como muchas condiciones de salud, la complejidad de la condición según cada paciente se mide por niveles. González señala que, según el “manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales, hay tres niveles”.
En el uno se especifica que el paciente requiere apoyo. Por lo general, las personas en este nivel tienen dificultades para la interacción y comunicación social, además pueden manifestar comportamientos repetitivos.
En el dos se requiere apoyo sustancial, al igual que en el primer nivel. Las personas tienen dificultades para la comunicación e interacción social, pero los comportamientos repetitivos son más evidentes.
Por último, en el tres se requiere apoyo muy sustancial, lo cual quiere decir que las personas tienen graves deficiencias en la comunicación e interacción social, además de comportamientos repetitivos muy complejos que se deben trabajar uno por uno.
González recalca que el autismo, al ser un espectro, se va a manifestar de diferentes formas en cada persona en vista de que no es una condición que afecte por igual a todos, como se explicó anteriormente. Tiene una amplia variedad de síntomas y niveles de gravedad.
Para el tratamiento, la psicopedagoga señala que existen diversas técnicas porque es una condición compleja y muy heterogénea, por lo tanto, se trabaja desde varios enfoques los tres más importantes son el análisis de conducta aplicado o Aba, por sus siglas en inglés, el modelo Denver de intervención temprana y por último la terapia de integración sensorial.
Además de lo explicado por la especialista, actualmente se están estudiando otras maneras de tratar a los pacientes con espectro autista, entre ellas se encuentra la radiofrecuencia que a pesar de estar en fase experimental ha demostrado dar resultados positivos en Estados Unidos y algunos países de Latinoamérica. Se trata de un imán que dispara ondas de radiofrecuencia para estimular el crecimiento de nuevas conexiones neuronales y restaurar aquellas que se encuentran comprometidas.
Una historia de resiliencia y éxito
Javier García es un joven que recién culmina sus estudios de comunicación social con mención en periodismo y producción audiovisual, diagnosticado con el trastorno del espectro autista desde los 7 años.
Según cuenta su madre, Josefina García, “al principio fue difícil entender qué era lo que estaba pasando, en la familia preguntaban si el padre de Javier era extranjero porque tenía un modo de hablar muy similar al de los programas de televisión infantiles por lo que me recomendaron hacerle una evaluación”.
“Es en este punto cuando fui con el psicólogo Leonardo Herrera, especialista en psicología infantil y neurodivergencia, fue él quien nos dio el diagnóstico de síndrome de Asperger”.
Javier señala que todo el tiempo se sintió diferente, no sabía por qué exactamente, hasta que un compañero del colegio le habló sobre el trastorno del espectro autista a la edad de 15 años de edad.
“Todo lo que me decía me sonaba, fue cuando decidí investigar al respecto y poco a poco fui encontrando información, hasta que un día le pregunté a mi mamá quién me confirmó que efectivamente yo fui diagnosticado con trastorno del espectro autista”.
Señala que su etapa escolar fue muy difícil lograr la integración escolar, puesto que le costó adaptarse al entorno.
Sin embargo, no todo fue malo, asegura que “cuando entré a la universidad tuve la oportunidad de tener un grupo de amigos, aunque por las circunstancias del país poco a poco se fueron yendo de la universidad; no obstante, han llegado amistades nuevas”.
La terapia psicológica y psicopedagógica siempre es de gran ayuda para las personas con autismo, Javier señala, “de niño sí fui a muchas terapias y ahorita tengo sesiones con la psicóloga de la universidad, sin embargo, creo que hace falta más ayuda para los adultos neurodivergencia porque la mayoría de especialistas se enfocan es en los niños”.
Para finalizar, Javier hace un llamado a no invisibilizar el problema debido a que mucha gente prefiere ignorar que estas condiciones existen; sin embargo, mientras con más normalidad se hable del tema, hay más posibilidad de ayudar.