El paso de mercancía al menudeo aún se hace notar por el puente internacional Simón Bolívar, el más emblemático de la frontera entre Táchira y Norte de Santander.
Cientos de personas mantienen a diario una circulación pendular por este paso formal que une a la ciudad de San Antonio del Táchira, en el estado Táchira, con el corregimiento de La Parada, en Norte de Santander, Colombia.
Durante día y noche, es común ver a cualquier hora a carretilleros, carrucheros y “lomotaxistas” entrar a Venezuela con bultos de comida u otro tipo de productos que los ciudadanos que contratan sus servicios adquieren en la vecina nación.
Las personas compran para consumo personal y para pequeñas ventas.
Los refrescos de todos los tamaños y marcas pululan en el paso formal. El papel higiénico y el alimento para animales también se ven con frecuencia. Los informales siguen activos y esperan seguir ofreciendo sus servicios hasta que el puente retome el paso de vehículos de todo tipo.
Desde el inicio de la reapertura gradual, el pasado 26 de septiembre, y hasta la actualidad, el puente Simón Bolívar ha agarrado más vida, pues el tránsito por los caminos verdes o trochas ha disminuido en más de 90%. Ya casi nadie las usa.
Gran parte de la mercancía al menudeo está pasando por el tramo formal, un trayecto más corto y menos sinuoso que el empleado por las trochas, donde la irregularidad del terreno hace más complejo el desplazamiento, sobre todo cuando se lleva mercancía.
Los ciudadanos, además de pedir que se cumpla con la reactivación de vehículos por este puente, han solicitado, reiteradamente, la extensión del horario las 24 horas, como estaba antes del cierre del 2015.