miércoles, 4 diciembre 2024
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Inseguridad y restricciones por la cuarentena precipitan desplome comercial de Castillito

Comerciantes y gremio empresarial exigen el levantamiento del esquema restrictivo de 7x7; mientras los dueños de los negocios resisten al hampa para frenar el decaimiento económico del populoso sector de Puerto Ordaz. | Fotos William Urdaneta

El sector Castillito, en Puerto Ordaz, dejó de ser hace mucho la creciente y agitada zona comercial y que alguna vez concentró numerosas actividades económicas.

La inseguridad y la escasa movilización ciudadana en el área debido a las restricciones por la cuarentena a causa de la COVID-19 -las cuales siguen vigentes debido al lento proceso de vacunación- y la escasez de combustible han mermado el intercambio de bienes y servicios en la populosa zona.

Para el segundo vicepresidente de la Cámara de Industria y Comercio del municipio Caroní (CamCaroní), Raúl Gil, “Castillito representa un sector importante y de alto movimiento donde tiene actividad la pequeña y mediana empresas, donde se mueve el comercio y actividades económicas tales como ferretería, talleres mecánicos, caucheras, venta de repuestos de automóviles, pintura, supermercados, entre otros”.

         Los locales desocupados son blanco fácil para el desvalijo de la infraestructura

Pese a la importancia que confiere el gremio, la situación es preocupante. Manuel Rodríguez, administrador de Comercial Caro, denunció que los robos en la zona comercial ocurren con mucha frecuencia: “El desmantelamiento de los locales, aires acondicionados, entre otros. Es casi a diario y prácticamente casi a la luz del día”, aseveró. “Empiezan con algo sencillo y van creciendo con los techos y luego la estructura”.

“Aparte también hay robo de locales activos, en la noche hacia la madrugada y han robado varios locales de víveres y licores”, añadió Rodríguez. “Yo estoy cuidando un local en el que funcionaba una carpintería, cada vez que pongo un candado o cadena de seguridad la rompen o cortan”.

Un comerciante aseguró que la falta de movilidad de personas aumenta el riesgo de ser atracado

Rodríguez rememora que el negocio que está bajo su cargo fue fundado en el año 63. “Mi padre se asoció en el 73 y yo lo heredé hace aproximadamente 25 años. No quiero tirar la toalla”, dice.

Una licorería ubicada en la calle Aripao fue robado hace tres meses. “Se llevaron todo el equipo de seguridad, las cámaras, la máquina fiscal y dos cajas de ron”, afirmó una empleada del lugar. “Las pérdidas fueron de 2.500 dólares”, agregó.

                                        Algunos locales cerrados están en venta

La trabajadora confiesa sentirse insegura al desplazarse por el sector. “Cada vez que salgo a comprar algo cerca no me llevo nada encima, ni la cédula”, comentó. Terminó detallando que se encuentran reforzando el área de las entradas del negocio para que no vuelva a ser vulnerada.

En una cuadra de la avenida principal de Castillito hay muchos negocios desocupados, algunos porque sus dueños decidieron ubicarlos en otro lugar con más movilización, y otros por razones de seguridad. El tejado de unos de ellos fue robado casi en su totalidad.

Un comercio de charcutería ubicado dentro del centro comercial Castillito también engrosó la lista de locales visitados por el hampa, en este caso, el hecho ocurrió en Semana Santa. “Entraron al negocio en la madrugada, se llevaron tres congeladores llenos de reses. Fueron como 4.000 dólares de pérdida”, comentó Joan Carmona, dueño de este local. “Fui al día siguiente a poner la denuncia al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), pero no hicieron nada”.

“Casi estuvimos en la quiebra”, aseveró Leidys Barreto, empleada del establecimiento. “Tuvieron que despedir a trabajadores a causa de eso. Antes había siete personas trabajando aquí, ahora solo quedamos dos”.

Reducción de ingresos

Los comerciantes expresaron estar preocupados por la reducción significativa que ha habido en sus ingresos como consecuencia del modelo de confinamiento 7×7 aplicado por el Gobierno.

“Antes vendíamos diez reses semanales. Desde que empezó la cuarentena apenas llegamos a tres”, aseguró Barreto, dueño de la carnicería.

                  En el área permanecen la maquinaría de los anteriores ocupantes

Por otro lado, Christian Hernández, dueño de una venta de repuestos automovilísticos, indica que el negocio no factura ni el 15% con respecto a años anteriores. “Antes la tienda se llenaba tanto que tenía que llegar y decirles a las personas que se calmaran para poder atenderlos”, añadió.

Maritza Centeno, administradora del centro comercial Castillito, comentó que además es difícil llegar a la zona por la falta de transporte público. “En las semanas flexibles, después de la 1:00 pm ya no hay nadie en las calles porque es difícil conseguir transporte público después de esa hora”, explicó.

Los negocios inactivos en el centro comercial Castillito superan en cantidad a los que están operativos

Enfatizó en el esfuerzo que tienen que hacer las personas para llegar hasta la avenida principal: “Las personas para llegar hasta el centro comercial deben tomar un bus en Alta Vista hasta el parque Cachamay, y caminar desde ahí hasta la avenida”.

En este centro comercial hay muchos locales vacíos con soldaduras en las puertas. Uno de ellos, un restaurante que cerró a principios de año cuando ya no podían seguir cubriendo el alquiler, afirmó Centeno.

Medidas necesarias

Sobre las medidas a considerar por el Gobierno para aliviar el desplome económico de este sector, Raúl Gil afirmó: “Lo más sensato, y así lo está solicitando Fedecámaras y Consecomercio conjuntamente con todas las cámaras de comercio, es que se levante la medida del 7×7”.

“Nosotros los empresarios consideramos que debemos tener una continuidad de las diferentes actividades económicas tales como: industria, comercios, servicios, de todas las índoles para que tengamos una reactivación económica de las diferentes actividades industriales y comerciales de manera continua”, agregó.

 Los espacios donde estaban funcionando los comercios se usan para acumular chatarra

Aseguró que la reactivación económica debe estar acompañada de las medidas de bioseguridad necesaria. “De igual manera, el gremio empresarial representado en Fedecámaras, propuso un plan masivo de 6 millones de vacunas para el sector laboral. De tal manera de colaborar y aportar soluciones en la vacunación masiva de la población”. Este plan mencionado por Gil fue rechazado por el régimen.

“Adicionalmente solicitamos que cese la voracidad fiscal en la Alcaldía del municipio Caroní, que se derogue la Ordenanza Municipal de Actividades Económicas del municipio Caroní y la Ley de Impuestos a los Grandes Patrimonios la cual es inconstitucional, porque violan los principios constitucionales tales como el de legalidad, justicia, capacidad económica del contribuyente, progresividad, no confiscatoriedad”, concluyó.