Sobre las 9:00 de la mañana de este 1 de enero, el padre Josiah K’Okal salió de la casa de la congregación Dani Consolata en el sector Paloma, municipio Tucupita, a bordo de una bicicleta, sin retornar.
En la residencia dejó los documentos de identidad y su celular. El presbítero acostumbra ejercitarse a la par de recorrer las comunidades que evangeliza.
Habría pasado a las 10:00 de la mañana dando un saludo a los habitantes de Janokosebe, en un tramo de la carretera nacional, para proseguir su peregrinar.
Cerca de las 11:00 de la mañana reportan haberlo visto cruzar la alcabala de la GNB, apostada en el dique, continuando la travesía del lado monaguense. Allí se pierde la pista.
Sus hermanos en la fe cristiana y numerosas personas se han abocado en la búsqueda.
Otro religioso de la orden Misioneros de La Consolata fue hasta Barrancas del Orinoco, al sur del estado oriental, sin obtener datos que pudieran servir para dar con su paradero.
Hombre de Dios sumamente popular y carismático, no pasa inadvertido donde quiera que se encuentre, añadiendo mayor inquietud a su desaparición.
Tampoco es algo que acostumbre hacer -ausentarse largo tiempo- ya que, fuera del momento en que se ejercita, hábito adquirido desde sus tiempos de maratonista en Kenia, normalmente está acompañado.
Pedimos a quien maneje información valedera para poder ubicarlo, comunicarse al número del padre Andrés: 0412-6117993 o al de la misión: (0287) 722.24.63. Se agradecerá infinitamente.
Oremos por que el padre K’Okal se encuentre en un lugar seguro y podamos reencontrarlo pronto.